44. ENTRENAMIENTO OLÍMPICO (Fuera de concurso)
Escondido de su padre, al que temía, traía locas a las sirvientas de su madre. Cuando esta podía escapar de la vigilancia de su esposo y visitar al niño, las jóvenes cuidadoras se quejaban de su comportamiento y de sus correrías por la isla: que si se les iban los días buscándolo entre las nieblas de la montaña, desde donde las llamaba entre risas; que si arramblaba la casa embistiendo como un toro, volando como un águila o aleteando como un cisne; que si una tarde de tormenta había bajado del monte chorreando, recortado al sol poniente como una lluvia de oro; que si la propia Amaltea, la nodriza, había tenido que darle una buena zurra por perseguir a la bella Glauca como un sátiro… Su madre escuchaba las quejas con una sonrisa de complacencia, convencida de que había de llegar el día en que su hijo Zeus dejase estos juegos para derrocar a Crono e inaugurar una nueva era.
Concentrada y efectiva lección de historia, en la que, además, nos muestras que incluso la mayor de los celebridades ha sido y es, antes que nada, niño y persona. Un saludo.
Eduardo, bonita historia y entretenida biografía. Saludos
Poder dar un giro a la mitología no es fácil, pero lo logras de manera magistral.
Un abrazo.
Solo la palabra «arramblar» merece una ovación. Y el resto, también.
Un saludo, Eduardo.
Qué bien, la mitología amigable. Me encanta ese “Fuera de concurso” que nos da oportunidades, jeje