47. Madrid 2016
La mirada concentrada en algo lejano que a los demás se nos escapa. Respira hondo. Dispone los brazos en cruz, las palmas de las manos hacia abajo. Afianza los talones. Hincha de nuevo el pecho y salta. Las piernas rectas y juntas, las plantas de los pies arqueadas como las de los bailarines de ballet. En su caída, flexiona el vientre, adelanta el torso hasta conseguir agarrarse las rodillas. Gira sobre sí mismo. Una vuelta y otra más. Un salto perfectamente ejecutado y que provoca el murmullo admirado del público, al cual sigue una entregada ovación.
Alguien interrumpe nuestra deliberación. Tampoco esta vez vamos a tener ocasión de puntuar. A este ritmo resulta complicado. Reclama la atención del jurado el siguiente saltador, el que hace dieciséis, cuya silueta suicida se perfila ya en la azotea.
Resulta curioso, y creo que muy difícil , pero consigues que esta historia tan terrible no lo parezca, ni siquiera al terminar su lectura.
Gracias, Jesús, en parte era lo que pretendía.
Menudas acrobacias ta bien ejecutadas, como tu pericia para llevarnos a un desenlace sorprendente. El tipo se relatos que a mí me gustan.
Un abrazo, Vivancos
!!!!
Entonces nos sentimos cómodos con relatos parecidos porque con éste me lo he pasado en grande. No necesariamente sorprendentes pero sí con alguna que otra pirueta interlineal.
¡Otro abrazo para ti, Acero!
Es de los que más me ha gustado del bimestre sin duda, aunque el título no lo llego a captar del todo, barajo algunas posibilidades. Si fuera por mí, estaría en el libro.
Celebro que te haya gustado, Lorenzo. ¡Gracias por tu comentario!
Entiendo que un título tan genérico pueda desentonar dentro de un conjunto de historias vinculadas al deporte. En un principio, el texto iba a titularse «Barcelona 92» y noventa y dos eran las personas que habían esperado turno en la azotea. Lo cambié porque me parece que, tristemente, el desencanto es mucho mayor y las condiciones sociales son mucho peores hoy día que en el 92. Y porque los intentos continuados de Madrid por ser sede olímpica también han de tener algo de desesperanzador. Así que todo me cuadró. Espero haber resuelto tu duda. Y si ya te he convencido de que el título es el adecuado, mejor que mejor 😉
El absurdo llevado al máximo, nos llevas al final del relato para como un cachetazo dar vuelta la historia.
Excelente.
Un abrazo y suerte.
Exacto, tiene ese punto de absurdo que muchas veces busco. Si lo he encontrado, perfecto. Gracias por tu generoso comentario.
Otro abrazo y suerte para ti también.
Me parece un relato genial. No quisiera pensar que los suicidas son los miembros del Comité para la Candidatura de Madrid 2016, pero lo he pensado.
¡Bravo, David!
No ibas desencaminado, maestro, podrían ser perfectamente los miembros del Comité. Me alegra mucho que te haya gustado.
Un abrazo y gracias por tus palabras.
Gran relato, de los que te llevan a afirmar que los relatos por breves que sean, encierran un mundo.
Buen verano y un abrazo.
Gracias, María, un mundo bastante absurdo en este caso.
Buen verano y un abrazo para ti también.
Gracias, Ana, por tus palabras.
Un saludo y suerte para ti también.
Un relato magnífico. Me he encantado la idea y creo que la exposición que nos haces es impecable. Mucha suerte !!
Muchísimas gracias, Juan Antonio. Me cuesta imaginar una opinión más generosa en tan pocas palabras.
Celebro que te haya gustado. Mucha suerte también para ti.
Sorpresón final, para una trayectoria perfectamente explicada.
Interesante tu historia, David.
Toda la suerte.
Gracias, María Jesús. Lo cierto que las sorpresas hay que saber dosificarlas porque si acaba siendo una constante, los lectores habituales de microrrelatos nos cogéis el truco y lo que se acaba provocando es el efecto contrario.
Suerte para ti también.
¡Ostras!
Me has dejado patidifusa.
Me ha gustado, me ha gustado mucho. (El título, algo menos, a pesar de la explicación, pero no le quita mérito al relato).
Un saludo, David, y suerte.
Gracias, Margarita, celebro que te haya gustado tanto el relato patidifusante. Ay, el título, empiezo a sospechar que al final me acabaréis convenciendo de que su elección ha sido un desacierto…
Un saludo y suerte para ti también.
Uff, duro, final no esperado. Es lo que trae la crisis. Y los votantes aplaudiendo para que siga la fiesta. Suerte.
Ésa sería la lectura más trágica del texto, claro. Pero no tenemos que conformarnos siempre con ella, ¿verdad, maestro?
Suerte para ti también, semidiós 😉
Ciertamente sorprende el final… La crisis se ha instalado entre nosotros y los suicidios están a la orden del día, son votados y aplaudidos – espero que no lleguemos a tanto.
Un beso.
Carme.