70. Olimpia (Mª Asunción Buendía)
Olimpia se deja acomodar feliz en el autobús. No para de enseñar la medalla al resto de viajeros, algunos ya la conocen y la saludan complacidos, otros con mal disimulo le dirigen una sonrisa forzada y evitan el metal lleno de babas. De vez en cuando mira a su madre y le hace volar una mueca de beso, con la mirada torcida y una risilla de medio lado. Entonces a ella el orgullo se le desborda por los ojos, la pena también. Un día más en ese bucle interminable, vuelven a casa después de que Olimpia consiguiera de nuevo batir su récord. Esta vez ha logrado bracear las tres cuartas partes de la piscina, entre continuos amagos de desaparecer bajo el agua y el esfuerzo sobrehumano para no bajar de la grada y ahorrar a su hija ese sufrimiento.
Ya caída la noche Olimpia aferrada a su medalla, se duerme agotada. Su madre se la quita muy despacio, la limpia un poco y la vuelve a meter en la mochila, para que al día siguiente la reciba como si fuera la primera vez.
Nos muestras, con sensibilidad, en esta sencilla historia hasta donde puede llegar el amor de una madre protegiendo la inocencia de su hija. Si Olimpia se acuesta agotada, cómo lo hará esa madre. Y así, día tras día, pero, seguramente, recompensada por las sonrisas y los besos de Olimpia y obviando las dificultades. Enhorabuena y suerte. saludos.
Gracias por tu lectura, Jesús como bien dices es una sencilla historia, pero tan real que me pareció digna de contarse.
Prometo devolverte la visita y comentar tus relatos que seguro me encantarán.
Un abrazo
Hola, Asun.
Medalla de oro para esos luchadores anónimos y aplausos y laureles para esa familia que hacen que los sueños de los suyos se conviertan en realidades.
Qué emotivo, a mí me ha hecho diana en la patata. No sé si eso es un premio, pero lo que emociona a otros creo que ya lo es en sí mismo.
Un abazo grandísimo y suerte.
Hola compi, ya estoy de vuelta en todos los sentidos, ya soy vallecana y ya he mandado el relato olímpico.
Todo muy bien y me alegro de que te guste, es el que escribí en junio.
Un besazo y nos vemos!
Preciosa historia sentimental y con mucho fondo.
Me ha gustado la presentación que has hecho de la madre, y el amor tan especial que tiene por su hija descapacitada.
Te confesaré una cosa. Mi relato se titulaba «Olimpia» como la prota, pero al ver el tuyo he tenido que cambiarlo por «ORO».
Suerte con Olimpia y un besito virtual
M Jesús ya te comenté en tu relato. Ya ves, no es difícil coincidir en los nombres de protagonistas.
Pero la temática de nuestros micros es bien diferente.
Un abrazo
Así es Ana, la vida de estos chicos y sus p
Adres sí que es una carrera de fondo.
Muchas gracias por tu lectura y comentario.
Besos
Muchos deportistas olímpicos son casi niños que se convierten en adultos sin saber como, de ahí que sus madres les acompañen y sufran en las gradas los sinsabores del triunfo.
Un saludo Asun y suerte en esta convocatoria.
Gracias Puri por tu lectura y comentario, en este caso mi relato se refiere a la lucha diaria de muchos padres con sus hijos «diferentes»
Un abrazo
Toda una carrera de obstáculos y consigues que parezca un paseo.
Sencillo, delicado, emotivo.
Un saludo, Mª Asunción, y suerte.
Así es Margarita una vida un poquito más complicada de lo que ya es para todos.
Un abrazo y gracias por tu visita y la suerte!
Creo que estarás en el podio, por la historia de amor que has traído, conmovedora, y por la manera de contarlo.
Hombre, menudo comentario, ojalá fuera verdad eso del podio. Pero si no ya me doy por satisfecha con vuestras lecturas y comentarios.
Besossss
Una tierna y delicada historia que la abordas de manera sencilla y preciosa. Héroes sin duda, los que con limitaciones consiguen cada día una nueva medalla por su esfuerzo. Madre incondicional siempre.
Me encanta Asunción. Mucha suerte bonita.
Un beso.
Gracias Belén, es casi la única verdad incuestionable, que el amor de una madre es para siempre.
Mil besos preciosa y disfruta mucho de tus éxitos.
Una medalla de oro para esa mamá que, cada día, hace que su niña se sienta especial pero en el buen sentido, pese a todo y pese a todos. Las niñas «especiales» (mi sobrina Isabella, por ejemplo), son un regalo que nos da la vida.
Muy conmovedora tu Olimpia, ASUNCIÓN.
Cariños,
Mariángeles
Gracias Mariángeles, ya sé que es un tema que nos toca a todos y a los que tenemos cerca a alguien tan especial mucho más.
Un abrazo y un beso grande para ti y para Isabella.
Emotivo y gran relato que nos sumerge en una historia de amor y ternura, y en la lejanía, gentes que esbozan sentimientos de empatía y rechazo, retratando al ser humano en todo su espectro. Muy bueno, Asun. Abrazos.
Gracias Salvador, muy bien visto el detalle de la gente que rodea a las protagonistas, unos conectan con ellas y otros presentan su indiferencia y casi disgusto hacia el sentir ajeno. Como la vida misma.
Un abrazo.
Sólo se me ocurren palabras bonitas: delicadeza, amor, ternura, sensibilidad…
Muchas gracias Edita por estas palabras tan bonitas que yo me alegro de haberte sugerido.
Es un relato duro pero real y a la vez tienrno.
Un beso.
Hay medallas que tienen más valor que el oro olímpico. Un relato tierno y a la vez combativo, que pretende hacer visibles esos pequeños-grandes logros. Además está muy bien construido. En fin, una gozada de lectura.
Suerte y felicidades,
Gracias Anna, me alegro de que hayas disfrutado con la lectura de este relato de esos ganadores de metas diarias.
Besos y gracias por la suerte.