72. ORO (María Jesús Briones Arreba
Su padre fue un campeón, su madre un capricho. Cuando nació, Olimpia buscaba la mama que la uniría a la vida. En su lugar manaban litros de leche de una masa elástica con sabor a carburante vacuno.
Crecía junto al entrenador físico. Carreras, saltos y cabriolas dignos del mejor bailarín conducirían a Olimpia a ese río, que los medios no dejaban de mencionar.
Después de conocer la furia, mareas y mareos del Océano, el mar desembocó en aquel Río, y Olimpia, en la ciudad engalanada para el evento de los cinco círculos. Aros, como esposas, le recordaron su falta de libertad.
– Más alto, más rápido, menos tiempo.
Sentía el peso en sus caderas, el sudor en su piel alba y una fatiga creciente que oprimía sus pulmones, mientras su melena, recogida en coleta, se balanceaba al viento, elevándose en el espacio como una imagen Daliniana.
El Aforo era un clamor. Había logrado el oro.
En el Pódium, formando bloque con su jinete, Olimpia cayó reventada entre relinchos.
Hola M Jesús siento haber coincidido contigo en el nombre de nuestras protagonistas. Tenía dos relatos escritos y no me decidía pir cual mandar. Si me hubiera decidido por el otro no hubiera ocurrido esto.
Tu relato es muy bueno y bos hace ver que detrás de algunos éxitos hay verdaderos dramas personales.
Además haces gala de un lenguaje rico y cuidado.
Felicidades y mucha suerte axtu Olimpia.
Tranquila Asunción, estas cosas pasan y más a menudo de lo que pensamos.
El que llega primero, es quien ostenta los derechos.
Gracias por tu generoso comentario.
Besito virtual.
Preparada desde su nacimiento para conseguir alcanzar el fin marcado por otros. Ejercicios constantes, sudores, sufrimientos, castigos… ¿Para qué? Para que, a costa de su vida, otros se lleven la gloria. Triste, muy triste, pero real. Enhorabuena y suerte. Saludos.
Gracias, tocayo, por tu análisis y reflexión.
Un afectuoso saludo
María Jesús, entregarlo todo es una máxima muy exigente y tu nos lo cuentas con bellas imagenes. suerte y saludos
Me agrada que te hayan parecido bellas las imágenes.
Besito virtual, Calamanda.
Hola, María Jesús.
La cara menos amable del deporte olímpico, pero que también se debe conocer: sl esfuerzo elevado al límite, la presión de los entrenadores o los propios padres y el dolor de la renuncia a la niñez (eso me lo he inventado yo recordando a Nadia Comaneci).
Un abrazo, guapa y suertísima.
Al final, los humanos también somos yeguada. Interesante, muy interesante tu interpretación, Towanda.
Besito virtual.
Me ha gustado mucho . La sorpresa amarga del final cierra el relato en un giro inesperado. Enhorabuena y suerte
Muy amable, Jerónimo. Tus palabras me reconfortan.
Saludos virtuales.
Así es María Jesús. Ser campeón requiere muchos, muchos sacrificios.
Buen relato y el final también me sorprende.
Abrazos marinos y suerte.
Gracias, María Tocaya, por haberte parecido un buen relato y haber empleado tu tiempo comentando.
Besito virtual
Original y exquisitamente narrado. Otro planteamiento, no es la gloria, es el precio que hay que pagar por el éxito, ya seas una yegua o un humano. ¿Merece la pena?. Sin duda, pero hay que ser muy valiente. Suerte y un saludo.
Me agrada que te haya agradado mi relato, Cristina.
Besito virtual.
Has apostado a un caballo ganador, María Jesús.
Suerte y un abrazo.
Me siento muy orgullosa por el comentario que me haces, Ana, y que mis escritos te llamen la atención, es la verdadera suerte.
Besito virtual.
He apostado, simplemente por «Esta noche te…» Margarita
Besito virtual.
Oh, qué terrible desenlace, María. Así sucede. Pobre caballito y pobre jinete porque ya no le han de haber sabido a gloria los premios que conlleva el oro. Ni hablar. Igual es en la vida de la gente. Un abrazo. Me gustó mucho. ¡Felicidades!
María, siempre tan amable en tus comentarios.
Besito virtual
Algo raro notaba la principio, me daba la sensación de que no era una persona, y claro, al final se descubre que era cierto, hípica. El gustazo de releerlo ya con las claves desveladas. Y cierto, esa sobreexplotación del esfuerzo que hace reventar a muchos atletas, caballo y no. Me ha gustado. Suerte.
Me alegra que le haya gustado, Sr. Ximens
Saludos cordiales
El esfuerzo titánico en los límites de lo humano, buscando la gloria y el «dorado». Pero el animal no entiende de ego y de triunfos, y su vida ha sido programada antinatura. Gran relato, María Jesús, que nos obliga a la reflexión de nuestra relación con los animales y el precio del éxito. Abrazos.
Salvador. Creo que eres uno de los pocos que reflexionan sobre este asunto.
Pero por algo se empieza.
Muchas gracias.
Dos temas veo y los dos muy interesantes para discutir. Por un lado ese sobreesfuerzo tal vez ilógico en general y por otro la utilización de animales, evidentemente sin consultarles.
Está muy bien.
Abrazos
Te agradezco mucho, Javier, tu reflexivo comentario.
Un abrazo.
El esfuerzo siempre es considerado como algo virtuoso, pero tu nos enfrentas a un esfuerzo no elegido, programado, obligado. Una historia para reflexionar.
Suerte y abrazos,
Muchísimas gracias, Ana, por emplear tu tiempo en comentarme.
Besito virtual.
A las dos nos ha dado por la cosa ecuestre y por intentar engañar al personal. Debió de ser eso lo que hizo que desde el principio del relato me “olí” el gato encerrado. Aún así, el final me cogió desprevenida. 😀
Edita: Resulta que esá todo inventado. La diferencia radica en el punto de vista, y vistas hay tantas como personas.
Besito virtual y hasta la próxima.
Mola.
Un besote.
Auro.
Tu comentario, ha sido muy «guay», Auro
Besotes virtuales te envío yo.