FEB69. UNA NOCHE SINIESTRA, de Rusvelt Nivia
Era viernes. Hacía calor. Estaba lloviznando bajo la noche. No había nadie. Una muchacha en la sala, la contemplaba. Y mucha gente. Luego ella desaparece del recinto como por arte teatral. Cayó en la oscuridad, murió extrañamente, apenas acabó el magnífico monólogo.
Sorprendente ese final tan triste
Muy conciso y muy bien pintada la atmósfera de soledad. Gloría