91. Unfair play
—Vaya, vaya —dijo el reportero, apagando la grabadora tras la entrevista—; así que es usted increíble: oro en halterofilia, cien metros lisos, bádminton, pértiga, maratón, hípica y hasta siete disciplinas más, todas ellas notablemente dispares. No solo ha logrado algo sin precedentes, sino que tal vez nadie lo repita jamás. Como para perder la cabeza, vamos. Es por eso que me pregunto cómo va a encajar todo esto. Tan joven. Oiga, si no le importa quisiera aconsejarle algo. Se trata de que intente racionalizar su proeza, entendiendo sobre todo que nadie consigue nada para lo que no está capacitado. Piense que incluso ese potencial de sacrificio, con el que tanto provecho ha sacado a sus dotes innatas, también venía con usted. La vanagloria, por definición, nunca tiene sentido. ¿Tiene acaso algún mérito el que yo sea más alto que usted? Piense en ello cuando cesen los flases y las alabanzas, en la soledad de su habitación. Créame; será más feliz.
Para entonces la sala de prensa estaba casi vacía. El atleta se despidió del periodista estrechando su mano con gesto impasible. En efecto, este último parecía al menos un centímetro más alto, aunque llevaba unas más que ostensibles alzas.
Consejos vendo y para mi no tengo, reza el refranero. El presuntuoso pretende dictar el modo de actuar de nuestro heroe y de paso minusvalorar sus admirables acciones conseguidas con, suponemos, un gran esfuerzo a mayores de sus capacidades innatas. Curioso y visual relato. Enhorabuena y suerte. Un saludo.
Muchas gracias, Jesús. Me encanta la lectura que has hecho. Y estoy de acuerdo también en lo de que es un relato curioso, porque un poco raro sí que me ha salido. A veces continúas una idea y cuando acabas no sabes ni como llamarla.
Un abrazo.
Puestos a dar consejos, que alguien le diga al periodista que al menos meta las alzas en los zapatos y «al más», la lengua, bien quieta, en la boca.
Me alegra saludarte, Enrique.
Buen verano, un beso y mucha suerte.
Muchas gracias, Margarita. Es verdad que hay gente que está mejor callada y en babuchas.
Espero que estés disfrutando del verano.
Un beso.
Enrique, ceitico relato denunciando la envidia que produce el exito ajeno. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda. Creo que no se podría haber hecho una síntesis más acertada con tan pocas palabras.
Un abrazo.
Dos curiosos personajes, por un lado el asombroso atleta y por otro el mal periodista, por desgracia creo que abunda mas el ejemplar segundo.
Relato diferente para esta convocatoria, me ha gustado este enfoque.
Un saludo.
Muchas gracias, Asunción. Estoy de acuerdo contigo: abundan mucho más los envidiosos y los malos periodistas que los buenos atletas. Me alegra mucho tu opinión.
Un saludo.
Un punto de vista nuevo con dos egos muy marcados. El resultado, un acertado relato.
Saludos cordiales, Enrique.
Muchas gracias, María Jesús. Esa era mi intención, creo, buscar otro enfoque. En cuanto al resultado, como poco el relato es algo raro. Lo de acertado…
Un abrazo.
Muchas gracias, Ana. En ningún modo pensaba que mi relato pudiera llegar tan hondo. Son muy gratificantes tus palabras.
Un abrazo.
Sin duda, lecturas y comentarios como los tuyos hacen que merezca la pena escribir.
Gracias de nuevo, Ana.
Un abrazo.
Que mala es la envidia y que bueno tu relato.
Don alzas se siente grande y desea hacer sentir humilde y pequeño a quien con tanto esfuerzo ha logrado llegar tan alto.
Somos curiosos los humanos, cuanto más dotes tiene el contrario, más deseas que se vuelva pequeño y anodino.
Menos mal que aún quedamos quienes apreciamos y ensalzamos, fuera de toda envidia, a quien merece el puesto por el que lucha. Y tú eres un gran luchador de historias.
Original y acertada manera que enfrentarte al tema.
Un abrazo enorme Enrique.
Qué buena lectura has hecho, Mª Belén, y qué gran lección de filosofía has dejado en solo unas pocas líneas. Me quedo más que contento con que te haya gustado el relato. Si nunca estoy seguro de conectar con quien pueda leer lo que escribo, con esta propuesta lo estaba menos que nunca.
Muchas gracias por todo y otro enorme abrazo para ti.