FEB67. CON OTROS OJOS, de Yolanda Nava
Decía que podía pintarme sin alterar ni uno solo de mis rasgos. No me atrevía a retarle a que lo hiciera. Pero él siempre me adivinaba, tenía un sexto sentido que le permitía leer mis pensamientos. Un día vino en mi busca con un envoltorio de papel marrón bajo el cual se adivinaba un cuadro. Nunca olvidaré esa fecha: yo cumplía veinte años y ese fue su último regalo. Rasgué el tosco envoltorio con el corazón preso en la garganta. Ante mí apareció la imagen de una joven de mirada limpia y profunda, un seductor mohín dibujado en su boca delataba picardía e inteligencia. Me sorprendió reconocerme en la extraña belleza del retrato pese a no ajustarse a la realidad: su nariz no tenía el tamaño de la mía y, mi piel carecía de la luminosidad que exhibía la suya. Mi abuelo, esperando mi reacción hacia su obra, golpeaba de forma intermitente el suelo con su bastón de invidente.
Que golpe de bastón al final! Es una sorpresa bien escondida. Bonita parábola sobre los sentidos (incluido el sexto).
Un final sorprendente y genial. Me ha encantado este cuadro pintado con los ojos del corazón.
Muy bonito lo que se ve sin ojos, es el amor de los abuelos!!
Una obra maestra, Yolanda. Ambas, la tuya y la del abuelo. Enhorabuena.
Yolanda, me has dejado de piedra.
Ese golpear del bastón de invidente es una vuelta de tuerca genial, de artista (el relato habla de pintura y un sexto sentido. Tus letras hablan de la escritora).
Un abrazo grande para la escritora.
Amparo
Cuesta mirar con otros ojos, pero a veces merece la pena. Un relato muy sensorial y muy bien construido.
Besicos, amiga.
Muy bien llevada la escena a ese final de golpe de bastón. Original, tierno, bonito, y todo lo que ya te han comentado aquí arriba.
Un abrazo.
Bonito y sorprendente ese desenlace que da la vuelta al relato en una sola frase. Un abrazo.
Gracias por vuestros generosos comentarios.
Saludos.
Yolanda, el cuadro lo hizo con el corazón, le debio de quedar muy bello. Suerte y saludos.
Buena y emotiva sorpresa final. Título muy oportuno y una historia distinta y con muy buen fondo y punto de vista. Felicidades y suerte. Un abrazo.
Muy bella la imagen del amor que es capaz de pintar sin necesidad de tener ojos. Besos Gloria Arcos
Gracias por comentar y a Ana y Amparo: más suave que me vais a sacar los colores ¡exageradas!
Abrazos fuertes.
Te felicito Yolanda por ese final a golpe de bastón ¡contundente!. Un invidente haciendo retratos a través de lo que le transmiten el resto de sentidos ¡eso sí que tiene valor, coraje, y arte!.
Besos para tí por esta buenísima aportación a ENTC. Me ha gustado Yolanda.
Gracias también a ti, Laura, me alegra que te guste.
Un beso.
Me ha gustado mucho Yolanda… Creo que lo pintó desde el recuerdo y desde el tacto de unos dedos llenos de amor y precisión… Un abrazo.
Gracias Mer.
Saludos.
en efecto se esperaría mas una escultura o modelaje de parte de un invidente…
inesperado final…
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Ya sabes que con la imaginación todo es posible y como el tema era el retrato…, pues eso, lo llevé por ahí.
Gracias por tu comentario.
Muy bien, Yolanda. De segunda lectura obligada para disfrutar de cómo nos has conducido por un camino que hemos equivocado y ver que efectivamente, todo está muy bien pensado. Quizás, solo quizás, si en vez de «invidente» pones «blanco» hubiera estado un pelín más insinuado. No me hagas caso, cosas mías. Sospecho que estarán en el retrato de fin de mes.
Gracias Ximens, y agradezco tu observación porque estuve a punto de buscar otra palabra en lugar de invidente, y lo deje, por si no se entendía bien en caso contrario. Tus comentarios siempre aportan cosas, son de agradecer.
Saludos.
Pues respetando la decisión del autor y ahondando en el tema, algo que pensé en cuanto lo leí, aunque no lo dije, es que ciego me parece la palabra adecuada, es lo que ellos mismos se dicen, no es peyorativo.
Lo del bastón blanco también es una buena manera, sin mencionar la ceguera.
Buen relato, ya lo dije 🙂
Me gusta el relato, contado con armonía y pinceles táctiles.
María Rojas
Precioso cuento, final sorprendente. Suscribo comentarios anteriores por no repetirlos. A mi particularmente me gusta mucho cerrar la historia con el “invidente” totalmente explícito ya que hasta entonces no había ninguna pista, a excepción del título que se entiende perfectamente al final. Quizás un “el regalo del abuelo” engañaría más desde el principio pensando que le va a temblar el pulso, le engaña la vista etc … lo dejo ahí por si alguien quiere opinar. Lo dicho muy bueno!!
Gracias también a vosotras por comentar: Antonia, María y Mel, la verdad que a veces basta con velar un tema, pero en este caso como dice Mel, me pareció que había pocas pistas.
Abrazos.
Yolanda, un poco tarde para comentarte lo mucho que me ha gustado tu relato. El final es increíble, escuchas los bastonazos con toda claridad y te emociona el afecto del abuelo. Un gran historia muy bien contada. Un placer leerte.
Gracias Rosa por tu amable comentario. Me gusta que te guste.
Un abrazo.