FEB54. EL SUEÑO QUE TE SALVA, de Héctor Hernández
Te corona una tiara mientras sostienes un cetro con firmeza y dejas que los tonos azules que vistes resalten tu rostro iluminado en ese plano medio que siempre te favoreció. Es, sin duda alguna, un retrato perfecto: símbolo de aquellos días en que fuiste reina de no sé qué cosa y que hoy solo son una imagen pretérita que te mira indolente desde la fría pared de tu recámara.
Y ahora tú estás allí, postrada en cama, dejandote ir; ora coherente, ora sin saber quién eres; confundiendo días con noches; inventandote un nuevo pasado porque el tuyo fue harto desgraciado y solo tuviste unas pocas alegrías que ya ni siquiera recuerdas.
Pides agua mas no sabes qué mano te dará de beber; tomas un sorbo mientras tu mirada se extravía en algún punto impreciso y luego te recuestas nuevamente. Descansa tranquila, abuela. Quizá la mueca de disgusto que se ha ido formando en tu fotografía no sea tan evidente en aquel lugar a donde vas cada vez que duermes.
Un retrato de vidas que no han tenido oportunidades. Triste historia.
Besicos muchos.
Y pese a todo aun le quedan los sueños y ese pasado que se inventa. Muy bien escrito y descrito Héctor.
Un abrazo
Los sueños huida en la que descansa el que sufre.
Precioso relato cargado de amor .Fotografía con palabras.
Un abrazo .Atte Anita Ek
Me gustó, creo es el primer texto que el hablante se dirige a la imagen. Mucha suerte. saludos.
El amor permanece.
Nos inventamos un sueño para evadir la cruel realidad, los sueños nos llevan a laberintos y escapamos siguiendo una senda caminada por quien buscamos, la búsqueda nos lleva de nuevo al amor.
T A