17. Trigo limpio (Lorenzo Rubio)
Micaela se enamoró de Jenaro a milésima vista, una de esas mañanas que él, montado en su tractor, labraba los terrenos de padre. La desvirgó en la cuadra una tarde que padre salió a capar unos puercos a la posesión del tío Ambrosio. Dos años después, cuando ella cumplió la mayoría de edad, se casaron y se instalaron en la finca de Jenaro.
Pronto Micaela comenzó a sentirse sola en casa; lo observaba por la ventana, feliz alimentando a las gallinas, pasturando con las cabras, regando, ordeñando las vacas (las únicas ubres que no tocaba eran las de ella)… pero donde más gozaba era montado en su tractor descapotable.
Micaela llegó a ponerse celosa del vehículo y, para tenerlo vigilado, salía al bancal y disimulaba cambiándole el mono al espantapájaros, le llenaba de paja, le contaba sus problemas conyugales… incluso acabó trasplantándole en la cabeza un cerebro de gorrino.
Un día Jenaro y su tractor desaparecieron. Ella, despechada, contrajo segundas nupcias con el espantapájaros. Nunca supo de Jenaro, ya se había encargado el hombre de paja de llevar el tractor al desguace y de enterrar el cuerpo en el bancal. Allí, con el tiempo, brotó un sauce llorón.
Has trasladado con maestría y humor una historia cercana a la que podemos ver en una novela negra, con su mujer fatal, celos, amante, muerto, venganza, vehículo último modelo…, a la dura vida rural. Enhorabuena y suerte. Saludos.
Una historia muy bien narrada, que engancha. Te felicito por ello, Lorenzo. El espantapájaros cobra un protagonismo enorme, muy alejado del que se le podría suponer…
Un abrazo.
María José
Muy creativo y apropiado al tema propuesto el mundo que planteas, entre el humor y la tragedia. Quizá el castigo para Jenaro fue demasiado severo, pero esta mujer merecía algo más de atención, no ser sustituida por gallinas, vacas y un tractor, por muy atractivos que sean cada uno a su manera. Si a eso unimos un espantapájaros con cerebro de gorrino que no es trigo limpio el drama rural está servido.
Qué bueno eres, condenado
Un abrazo, Lorenzo
Una rocambolesca historia a la que seguro Tim Burton sacaría mucho jugo. Al menos yo la he terminado leyendo con esa atmósfera tan suya. Johnny Depp seguro que bordaba el papel del espantapájaros. Me ha gustado mucho tu singular historia y la forma en la que está narrada. Un saludo y felicidades, Lorenzo.
Toda la historia de una historia. A veces se nace con la vida hecha y hay que romperla como sea y Micaela de alguna manera había de hacer callar al Jenaro que no dejaba de cantar «Yo para ser feliz quiero un tractor».
¡Felicidades!
Un magnífico brote de relato. Debe ser muy triste sentirte despechada ante un tractor, una gallinas y unas vacas. Al menos se consuela con el espantapájaros al que le ha confesado sus desvelos y él poco a poco la ha enamorado.
Un final de cuento de terror, pero que no por ello le quita la gracia y la paja a la historia.
Como siempre un placer leerte, eres un gran creador de imagenes y textos.
Un beso grande Lorenzo.
Qué buen relato, Lorenzo. No falta el humor, el amor, ni la tragedia. La combinación es perfecta y, desde luego, ese hombre de paja que se encarga de todo no tiene desperdicio. Enhorabuena.
Ja,ja,ja…Lorenzo, estás sembrado!
Ironía con aire campestre, serie negra con olor a tierra, texto del absurdo con tintes frankensterianos. Una delicia de relato, me ha encantado. Abrazos.
Hola, Loren.
Tres personajes, una historia de amor, de desamor, un crimen oculto… Jolínes, qué fuerza tienen tus personajes, sobre todo el espantapájaros y qué expresiones tan «bestias» (en el sentido de grandes, magistrales) te has preparado. Nada, que me encanta, que -en pocas palabras- has contado un generoso drama rural y te felicito.
Besos, abrazos y suertísima.
Mucha imaginación en este relato, Lorenzo. Partiendo de una situación típica de desapego conyugal en el mundo rural, has girado la historia hacia una ingeniosa fábula perfectamente calibrada con el conjunto. Ese hombre de paja acabó por espantar algo más que pájaros del desatendido paraje de Micaela.
Muy bueno, Lorenzo. Enhorabuena.
Sí que se sentía sola, sí; si le dieron los celos fuertes. Buen golpe final, y giro; y es que… a un espantapájaros se le maneja mejor, e incluso se le puede convencer de que mate a uno u a otro.
Lorennzo, como siempre una historia que no deja indiferente. Me ha gustado mucho y la manera de presentar al espantapájaros y al marido, es magistral. Felicidades y suerte.
Besicos muchos.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios, un abrazo.
Me ha hecho mucha gracia, la ironía con la que quitas hierro al fondo cruento de la historia.
¡Bien por el espantapájaros!
Saludos virtuales, Lorenzo
Bonita historia, que se deja leer amenamente.
Eso pasa cuando se descuidan los deberes conyugales.
Lorenzo, me gusta un montón tu relato.
Felicidades.
Lorenzo, se las trae la prota, rellenando el cerebro de un espantapájaros con el de un cerdo y casándose después con él… seguro que lo sabe, que el espanta mató al Jenaro…
Qué divertida tu historia y un final muy propio de ti…
Un abrazo.
Lorenzo muy original el punto de vista que le has dado. Suerte y saludos
Más que un espantapájaros es un buen pájaro de cuentas ese hombre de paja. Mira con qué finura se ha quitado los problemas del medio para quedarse a solas con la moza… pero y ella? El despecho le permitirá ser feliz con el hombre «inanimado»? o tomará vida y la tomará a ella entre sus brazos pasando por alto las ubres del resto de la ganadería?
¿Lo sabremos en el próximo capítulo?
Tú dirás, Lorenzo.
Un abrazo otoñal de sol radiante.
Ese Jenaro fue el que puso el anuncio “busco joven con tracto. Mandar foto (del tractor)». Vaya tragedia que te has montado. Me encanta e imagino la escena con el espantapájaros. Suerte.
Jajaja he encontrado una referencia a lo que mencionas qué risa http://desdeunfaro.blogspot.com.es/2013/12/mujer-con-tierras-busca-hombre-con.html?m=1 mucho mejor que el micro jaja
Gracias a todos por vuestros comentarios, Javier qué escena la sexual? Pues a base de paja jajaja abrazos.
Jeje qué original Loren! Suerte.