Monstruoscopio 23

MÚSICA

LA SOMBRA :  ƎṆ ƎĻ ƠƬƦƠ ĻÂÐƠ

Siente el aliento fétido del monstruo salpicándole la nuca y corre tan rápido como puede. En su huída tropieza con unas raíces, cae, se levanta, atraviesa la portilla abierta del jardín y resbala sobre el césped, arañándose con las ortigas. De un salto ―bien calculado― se cuela por la ventana de su habitación, baja la persiana, se desviste y se acuesta, tirando tembloroso de la manta hasta cubrirse la cabeza. Casi cada noche.

Todas las mañanas, su madre entra a despertarle, le besa, le revuelve el pelo, le destapa. Pero hoy, al ver los rasguños, le pregunta aterrorizada si ha vuelto a tener pesadillas.

Él niega, confuso. Con una sonrisa forzada, asegura que ya es mayor mientras busca desesperado su otra zapatilla.

APOCALIPSIS (NOW & FOREVER) : LA FUGA

Arf. Arf. Arf.

Recostado contra un enorme arce, Hans recuperaba el aliento y rezaba por su vida. El sonido de unos disparos interrumpió sus oraciones y le hizo reemprender la carrera. Su desconocido perseguidor se acercaba.

Zas.

Una rama baja le golpeó la cabeza. Antes de caer al suelo, ya había perdido el sentido.

Raaas. Raaas.

Alguien le cogía por los pies desnudos y le arrastraba por un lecho de hojas caídas. Forcejeó, en vano. La espesura del bosque ahogaba sus gemidos, pero no su dolor. La culata de un rifle automático le llevó de vuelta al negro profundo.

Uuuuuuuuu.

Cuando despertó, un viento maligno cantaba una canción de muerte.

Ratatatatatata.

El destello de las balas le mostró el rostro de su enemigo.