FEB31. RETRATO ETERNO, de Antonio Nieto Díaz
A pesar de que amaba la vida por encima de todo, un día de invierno se fue para siempre. No tuve consuelo del exterior; sus cosas, sus vestidos y su perfume acamparon por toda la casa tal y como las dejó como esperando su vuelta.
Los años pasaron y sus pertenencias desaparecieron de mi entorno; tan solo quedó su imagen en mi mente y el retrato que le hice pocos meses antes de su marcha. Ella permanece joven en esos vivos colores al óleo. Me mira con su eterna sonrisa que inunda mi ser. No acierto a comprender por qué yo envejezco y ella no
Cuesta someterse al paso de los años, sobre todo cuando ya tienes una buena colección de ellos y ves como, inexorable, el tiempo va dejando su huella en nuestros atribulados cuerpos. ES, sin embargo nuestra obra la que es capaz de perpetuarnos en la memoria de los demás. Te ha quedado un relato de trazo firme, Antonio. Enhorabuena y un abrazo.
Bonita semblanza conelpaso del tiempo acompasado y que no perdona.
Besicos muchos.
Tu interior vive con ella y en sempiterna compañía. Buen relato. Abrazo y suerte
Preciosa y dura reflexión final, Antonio!
Cuando alguien alcanza la eternidad, se hace inmortal para los que seguimos viviendo, en este mundo mortal.
Muy emotivo!
QUe tengas mucha suerte!
Un saludo
Marta
Buen retrato del amor a pesar de la pérdida y del paso del tiempo. Triste, pero efectivo. Un abrazo amoroso, Antonio.
Hola, Aurora: te contesto a tí (aunque va para todos) porque creo que te has acercado la que más al sentimiento que intentaba transmitir. No me preocupa el paso de los años del que queda sino ese recordar de como sería ella/el en cada momento que la/le recuerdas. El que se va parece que ya queda eternemente con la expresión del día de su ida, mientras el otro envejece. Es un sentimiento dificil de explicar lleno de mucho amor, pero fácil de entender cuando se sufre.
Gracias a todos
No, gracias a ti.
Una gran vuelta de tuerca al tema principal del mes, jugando acertadamente con la obra de O. Wilde. Ahora bien, a diferencia del hedonismo que mueve la desazón de Dorian, la fuerza de este texto irradia de esa desazón vital del amante carcomido por el paso de los años. Sin buscar un planteamiento rompedor, el relato consigue adentrarse en la mente de los lectores, conmoverlos de un modo sencillo y eficaz, sin trampa ni cartón.
Enhorabuena, Antonio, sin «peros» 🙂
Un abrazo
NACHO RUBIO
Gracias, Nacho.Tu comentario va más allá de lo que uno puede esperar de manera tan positiva.
Un relato muy bien rematado Antonio. Me gusta mucho como lo conduces.
Un abrazo
Antonio, aunque su final parezca una evidencia, no lo es.El dolor puede golpear tan duro que no deja a la consciencia hacer su trabajo.
Has dado en el clavo, Calamanda.
Gracias
Me ha gustado. Triste pero amoroso.
Suerte.
Un saludo.
tu relato me ha emocionado, tan breve y a pesar de ello lleno de vivencias…
una frase llamo mi atención:
«ese recordar de como sería ella/el en cada momento que la/le recuerdas.»
¡que suerte tener recuerdos en común!
porque, a veces puede pasar lo contrario, no tenéis recuerdos en común…
pienso en las mujeres que han abortado, (que sea voluntariamente o no) o perdido un hijo…
piensas: «ahora tendría 7 años… 15… ahora tendría novia…» en efecto tu difunto envejece a la par tuyo…
siempre me recuerdo del que perdí en el año 81… él, (o ella porque nunca supe si era chico o chica) lo mismo que ha crecido en mi tripa, ha seguido creciendo para mi mismo una vez muerto…
ha crecido «conmigo» a medida que yo envejecía…
(muy poco hablo de ello porque a la mayoría de la gente se le parece una tontería…)
Kistila, lo que dices no es una tontería. Nunca lo son los sentimientos, y menos de una madre a su hijo. Un beso, guapa.
Querido Antonio: El Amor nunca envejece. A ese retrato une el tuyo y, de esa manera, vuestro amor se hará eterno e inmortal. Besos
Gracias Mayte: en eso estamos. El problema de los humanos es que no somos inmortales ni eternos pero jugamos con sentimientos que si lo son y eso a veces no es facil de compaginar
Un abrazo
Antonio, hay mucho sentimiento y mucho amor en ese retrato tan íntimo. Los recuerdos no tienen tiempo, son eternos y nuevos cada vez que aparecen y acompañan, quizás para ayudar a vivir y seguir compartiendo con las personas que se quieren
Tu relato se siente. Cada palabra está llena de recuerdos, de emociones y no puedes evitar ponerte en el lugar del protagonista y dejarte llevar por sus sentimientos. Quiero pensar que el retrato vive a su lado y, aunque no parezca envejecer, le acompaña día a día y comparte su vida, su tiempo, su amor. Genial, Antonio. Un placer leerte, como siempre.
Gracias Doña Rosa. Lo más positivo que he sacado de este micro es que he comprobado que otras personas han tenido la misma sensación. Un abrazo