Microscopio 47 El alfiler común
Aunque estemos en plena vorágine de los monstruos seguimos con nuestra actividad quincenal de análisis de textos. En este caso tenemos un texto ¿punzante?
Gina nos ha escogido para esta ocasión la Danza de las flautas -Cascanueces- de Tchaikovsky
La fotografía corre a cargo de Jose Francisco Álvarez García
EL ALFILER COMÚN
PRÓLOGO INTRODUCCIÓN a “LA PUNTA DEL ALFILER”
Capítulo I
Primera parte
Sutil pero perceptible. Es minúscula y es el fin, aunque también puede ser el principio ¡según cómo y por dónde se mire! Y siempre opuesta a su cabeza. Es como “casi nada” o así lo imaginaba y semejaba metafóricamente mi abuela Dorotea cuando extrapolaba hacia lo mínimo, tanto para tamaño como para cantidad, como si de la unidad base de un sistema métricose tratara.
Por su tamaño y a pesar de su tamaño, resulta hostil, inquietante… como doloroso, pues provocarme la sangre puede y quitarme la espina… también puede.
No proviene de aristas, sino de cilíndrico cuerpo escuálido de frío acero, pero que con tan diminuto e insignificante cuerpo, el alfiler rápidamente se mimetiza con la temperatura y cuando cae al suelo, rápidamente se mimetiza con la basura.
Sin pretender menospreciarlo, es hermano de la famosa “aguja común”, que como Polifemo, es portadora de un único ojo y que cuenta con casquivana fama por sus devaneos entre telas y pajares, pero de ésta así como su primo hermano el arrogante y con desacertado nombre “imperdible”, se tratará en siguientes capítulos de este prólogo a la introducción del alfiler común que nos habla de ¡la gran pequeña punta del alfiler!
(+-) En primer lugar, lo que sorprende es el tamaño del título con respecto al resto del texto, y no solo eso sino la estructura que anuncia: prólogo a un capítulo de una primera parte. Como recurso de desorientación al lector puede tener su efecto y ser un señuelo para invitar a descubrir el relato, pero resulta algo excesivo.
(+) Como texto descriptivo (que se transformaría en una narración en el hipotético capítulo I y siguientes) tiene esa delicada gracia de la comparación y la taxonomía de categorías tan inesperadas como los alfileres.
(+) La estructura, relacionada con lo anterior, es sorprendente ya que el texto avanza a medida que aparecen los singulares personajes descritos. Desde luego, como introducción tiene su sentido y su forma, porque presenta, describe y anuncia algo que, se produzca o no, se deja apuntado.
(++) El tono es sin duda lo mejor para el lector, ya que el texto se adentra en el terreno de lo cómico-absurdo propio de Cortázar, pero sin renunciar a la seriedad compositiva.
(+-) En cuanto a cuestiones técnicas, se podría señalar el uso excesivo de comillas, puntos suspensivos e itálicas.
En resumen, se trata de un texto agradable con descripciones agudas que decoran una presentación de personajes de una fábula metálica.
Título y subtítulo
El autor nos muestra toda una declaración de intenciones en el título y subtítulo de su obra, con un nada casual formato de profundo tratado científico sobre el siempre apasionante y polémico tema del alfiler común, sus orígenes, sus partes, su evolución, sus aplicaciones… todo lo que nadie debería desconocer de ese interesante mundo.
La amenazante anticipación de una extensa numeración de capítulos y su división en no menos numerosas partes, conseguiría llevar al ánimo del lector, si no fuera porque nos encontramos en un blog de microrrelatos, al convencimiento de que se enfrenta a una lectura para la que no sabe dispondrá de suficiente vida para alcanzar su final. Buena parte del fino humor que destila la pieza reside en este encabezamiento.
Por todo ello un Excelente (+++) al Título.
Contenido
¡Ah! Aquí sí creo que pincha; no el alfiler, el pobre, sino el relato, porque bajo mi sobrevalorado -por Mel y Paloma- criterio, para que pueda llamarse relato, cuento o historia, debe ocurrir algo, debe aparecer un conflicto -se resuelva o no-, debe generar algún tipo de emoción al lector, de clímax, y… nada de esto ocurre. Nos encontramos ante una mera narración descriptiva (tamaño, forma, características, parientes…) que se lee con la misma pasión con que estudiábamos las propiedades de los elementos químicos y con la pesadumbre añadida de las innumerables páginas que restan por leer.
Quizás, sobre la base de la idea, si el autor dotara al personaje de alma y lo rebelara contra su punzante destino, podríamos sacar la narración de su clasificación descriptiva.
Manifiestamente mejorable (-)
Forma
El autor muestra un excelente estilo narrativo, frases cuidadas y vocabulario fluido. No obstante hay, ¿cuándo no?, algunas cosillas a mejorar:
- Varias veces se utilizan palabras entre comillas inglesas («). No es incorrecto, pero la RAE prefiere que se usen las angulares o españolas («»).
- En corto espacio se repite la cadena «rápidamente se mimetiza con». Aunque no se trata de un lapsus y entiendo la intencionalidad fonética de su uso, personalmente preferiría «el alfiler rápidamente se mimetiza con la temperatura y, cuando cae al suelo, con la basura».
- En la frase «pero de ésta, así como su primo hermano», el pronombre demostrativo ya no se acentúa, y delante de «su primo» debería ir la preposición «de».
- Después de «Por su tamaño» pondría coma ya que lo que sigue es un inciso.
Nada más. Agradecer al autor su voluntario sometimiento a esta mirada crítica que debe justificar los altos honorarios que recibe por su trabajo.
TITULO: Bien, en este relato en concreto resulta imposible desligar, aunque sea temporalmente, el título de la obra. A mi juicio es una parte del mismo, una forma de hacernos ver que se trata de un escrito humorístico, en cuyo título se remeda de alguna manera aquellos títulos quilométricos propios de obras de siglos pasados. Parece anunciar una treméndamente voluminosa enciclopedia de lo absurdo, que iría de lo ínfimo a lo máximo. Empezamos con una sonrisa, y eso siempre se agradece.
(-) Un punto en contra seria el uso en el tercer párrafo del verbo «mimetizar», y creo que con poco sentido. Se habla de que mimetiza con la temperatura, como la temperatura no es un objeto y por tanto no se puede mimetizar con ella, entiendo que se refiere a que el aumento de temperatura hace mimetizar al alfiler con la basura. Quisiera ser constructivo y sugerir otra posible redacción, pero no soy capaz. Esa temperatura me despista enormemente, lo siento. Y la repetición de la palabra «mimetiza» tan seguida creo que es un error.
(-) El tono general del texto me resulta muy farragoso, supongo que se buscaba precisamente ese efecto como parodia, pero creo que está tan logrado que produce un efecto de rechazo, en especial el segundo párrafo: «por su tamaño y a pesar de su tamaño»…, lo leo, lo releo y me mareo. Otro ejemplo: ¿»resulta…como doloroso»?. Tengo la sensación de haberme perdido algo.
(+) El cuarto párrafo sin duda es, para mí, el más logrado. La casquivana aguja de mala fama y el arrogante imperdible, la familia de nuestro pobre alfiler irrumpen con gracia y me quedo con ganas de saber más de ellos, me hubiese gustado saber más de esa punzante familia, sin duda llena de agudezas.
(+) Sin duda lo más positivo del relato es su humor. Es posible (hasta probable) que yo no haya entendido la mitad del texto, y que otras personas lo entenderán, comprenderán y disfrutarán mucho más que yo, pero sin duda el autor/a ha conseguido despertar mi interés y alguna sonrisa, no carcajadas ni risotadas, cierto, pero si hay algo difícil en esta vida es hacer sonreír a la gente. Hacer llorar lo consigue mucha gente a diario, intentar lo contrario lo mínimo que merece es un reconocimiento y un aplauso.
Gracias al autor/a por compartir y espero que mi muy amateur análisis le sirva para algo.
Siempre nos asalta la duda sobre si un microrrelato tiene que ser obligatoriamente narrativo o si admite otras fórmulas como la que desarrolla éste. A mi me parece un juego de estilo e imaginación,al estilo de Cortazar cuando nos daba instrucciones para acciones cotidianas. No sé si llamarlo microrrelato o divertimento pero me parece un ejercicio lúdico y divertido. No obstante, hay frases escritas como al desgaire, como por ejemplo el segundo párrafo. Imagino al autor disfrutando, divirtiéndose, sin retocar mucho lo que le viene a la mente en ráfagas alocadas ¿He acertado? Si no, pido disculpas por este análisis pero creo que, con otro hervor, el guiso quedará más sabroso.
Me ha cogido de sorpresa, desconcertándome, la lectura de este texto. No me lo esperaba así. Por supuesto que tiene encanto y está escrito con inspiración, pero no lo acabo de disfrutar del todo. A pesar de que el autor quiere imbuirnos en un ambiente irónico, creo que no lo consigue totalmente, pues veo algunas faltas que nos hacen perder la atención. Por ejemplo, yo pondría una coma tras sutil o esas dos palabras unidas a las que las siguen, en el primer párrafo. Pienso que el destacar, ya en el título, que nos habla de la punta del alfiler hace que la lectura pierda algo de efecto sorpresivo. Tiene mucho mérito escribir y enviar para su evaluación un texto de estas características. Felicitaciones y saludos para el autor.
Lo de la errata del 1º párrafo ha sido fallo mío de hacer corting y peging, subsanado!!
Poco más se puede añadir a estas alturas. A mi entender, no es un microrrelato, sino un excelente ejercicio de entrenamiento lingüístico de un escritor en perfecta forma y con excelente sentido del humor.
Por aportar algo, diré que en la oración “es hermano de la famosa “aguja común”, que como Polifemo, es portadora de un único ojo”, creo que la primera coma está desubicada, debería ir después de «que» y no antes.
¡Hombreeee! De haber sabido que la autoría era de Isidro Moreno, habría acompañado a mis comentarios, como opinador Y, unos dulces o unas monedillas, que es lo que hacen los padrinos con sus ahijados cada vez que se los encuentran.
La explicación del origen del relato nos permite entender el por qué de la carencia de un conflicto para su conceptualización como microcuento. Por lo demás, sí consigues transmitir el sentido humorístico que pretendías y, además, con tu habitual exquisitez en el uso de la lengua. Felicidades, Isidro.
Abrazo fuerte.
Pues un saludo para el autor de parte de mister X. Yo, que ya pasé por el microscopio antes, recuerdo que, pese a las críticas, aprendía a ver con ojos de otro mi propia obra, y me pareció algo positivo.
Un placer haberte leído
Un saludo
JM, Juan Manuel Sánchez Moreno
Gracias Mr. X. Por mi parte, estoy encantado de haber sido sometido a vuestra crítica y comentarios, así como los comentaristas.
Saludos.
Hola, pues tarde mal y nunca, pero me identifico como la Z, casi como Antonio Banderas, pero solo «casi». Gracias Isidro por encajar tan bien las criticas, absolutamente subjetivas como es natural y a seguir escribiendo siempre. Y gracias también Mel por contar conmigo como jurado, ha sido un honor inmerecido y un auténtico placer.
Debido a ciertos problemas ajenos a mí y por determinadas acciones que los organizadores de ENTC, debieron realizar, accidentalmente se eliminaron algunos comentarios sobre el presente relato. Acabo de descubrir que tenía la copia de mi comentario y lo vuelvo a poner, pues creo que explica el porqué de mi relato:
Hola. Soy Isidro Moreno Carrascosa, autor del texto. Muchas gracias a todos los que, tan amablemente, habéis intervenido.
Hace muuuuuchos años, mi profesor de literatura (A. Meizoso), nos habló sobre la existencia de un concurso internacional de literatura consistente en escribir mucho sobre poco. Los alemanes presentaron una obra titulada: “Introducción a la séptima vértebra de la columna vertebral del elefante” ¡Siete tomos! Ganaron.
Aquel comentario, además de encantarme la idea, se me quedó grabado lapidariamente y muchos años después, cuando, por fin, decidí ponerme a escribir, quise hacer un ejercicio lingüístico inspirado en aquello, pero no me atreví y me lo propuse más light, que fuera legible y no me tirasen tomates, por lo que empecé una pequeña “saga” de escritos con ciertas dosis de humor, toque absurdo y/o dadaísta que me encantan, pero no sabía que reacción tendría el lector. Afortunadamente a través de Mel Nebrea, conocí el Microscopio, me lo propuso y me acordé de mis pequeños objetos inanimados que quizás por pudor o temor a no ser entendido, nos los sacaba de su carpeta digital.
Evidentemente no se trata de un relato al uso, sino de un ejercicio de entrenamiento lingüístico con toques de humor, como muy bien dice en su comentario Edita Nogueira Tallón.
Además de lo dicho, respondo a los analistas X, Y, Z:
Ante todo, muchas gracias por ser tan considerados y tan “políticamente correctos” con mi relato.
– Tomo nota del excesivo uso de las comillas. He quitado algunas en el original. Gracias sinceras por los consejos lingüísticos. Evidentemente, como todos decís, no es un relato ni tampoco un ensayo científico sino una reflexión o juego literario. En cuanto a la frase mencionada por Z: “por su tamaño y a pesar de su tamaño, resulta hostil… se refiere a: “Es pequeño, pero a pesar de su pequeñez, resulta hostil…”
Lo de mimetizarse con la temperatura es referido en sentido figurado, a la propiedad que el acero tiene de ser buen conductor de la temperatura. No obstante he realizado un pequeño cambio en el original.
En cuanto a las reiteraciones de frases, evidentemente son intencionadas pues, reconozco que me gusta en exceso la reiteración como recurso literario y muy frecuente, por otra parte, en la poesía, la música (los dos puntos, los estribillos, etc.), también en la pintura, cine, etc. etc. pero quizás en este caso, no estén bien construidos. Muchas gracias por vuestras amables críticas.
Gracias a Gina por la elección musical. Yo no lo hubiese escogido mejor. Gracias a José Francisco Álvarez por la fotografía, que sé que no era tarea grata por el tema en cuestión. Mil gracias a Mel a la que admiro, pues se lo curra como nadie y fue quien me animó a presentar el relato.
Muchas gracias a Ana U. y Edita Nogueira por sus comentarios y me encanta que lo hayan entendido como yo pretendía y además parece que les ha gustado. Me alegro.
Muchas gracias por los comentarios de Paloma Casado y Jesús Garabato pues he tomado nota de sus apreciaciones y lamento que no les haya convencido plenamente mi relato. ¡Disculpadme!
En cuanto a mi decisión de seguir o no la saga de: “Magnas palabras, mínimos conceptos”… lo seguiré meditando con la almohada y con las musas, ¡jejeje!
Gracias mil.
IsidroMoreno