65. TEMPO LENTO (GINETTE GILART)
El sol asoma por detrás de la colina, y canta el gallo. Julia se despereza un momento, se levanta, abre los postigos y respira hondo el aire fresco y puro del campo; empieza su día. Al quedarse viuda tuvo que vender las vacas y transformó la cuadra y el pajar en apartamentos rurales que alquila a los turistas. Hoy se irá la pareja inglesa y llegará una familia de Madrid. Ha conservado el gallinero y se apaña con el pequeño huerto donde cultiva tomates, lechugas, cebollas y otras verduras. A los urbanitas les encanta las ensaladas que prepara con productos tan frescos. También elabora mermeladas con las frutas silvestres que encuentra en sus largos paseos. Cuando llega el invierno tiene menos trabajo, entonces se dedica a fabricar pulseras con semillas e hilos de colores, bolsos de tela y alguna colcha de patchwork que luego vende en el mercadillo del pueblo vecino. Una vez por semana suele acudir al club de lectura de la biblioteca municipal y ha empezado a escribir poesía.
A veces recuerda su vida en la ciudad y para nada la añora; demasiado ruido, demasiada gente, demasiada prisa.
Tal como nos la presentas, la vida en el campo parece realmente atractiva y con encanto. Julia parece tener tiempo para todo, incluso para cultivarse intelectualmente. Me parece que otros tiempos, no tan lejanos, la subsistencia en el medio rural no era tan llevadera para una mujer, y menos, sola. Bravo por Julia. Me ha gustado mucho tu relato. Suerte y saludos.
Nadie dice que los comienzos fueran fáciles. Te agradezco el comentario, Jesús. Un saludo.
Al leer tu relato dan ganas de dejarlo todo y emprender una vida como la de tu protagonista. a la que no le falta de nada: ambiente sano, comida saludable, trabajo y tiempo para cultivar aficiones. Todo ello en medio de una paz y tranquilidad impensable en una ciudad. Más de uno te preguntará dónde hay que firmar para apuntarse.
Un abrazo, Ginette. Suerte
Todo es empezar, Ángel. Julia se lo ha ido ganando poco a poco. Gracias por comentar.
Un abrazo.
Muchas gracias por tu comentario, Ana.
Besos.
Tu Julia tiene cuerpo, es posible imaginarla, verla; pero sobre todo, tiene alma. Y eso es lo mejor.
Un abrazo.
Paloma
Una mujer que eligió la vida rural para realizarse y ser feliz, en un entorno perfectamente descrito por su autora.
Suerte, Amélie
Da paz leer tu historia. Nos muestras las escenas y consigues que las vivamos como nuestras.
Casi estoy por hacer la maleta y marchar junto a tu protagonista para hacer mi vida un poquito más lenta.
Un beso linda Ginette
Hoy en día, a pesar del trabajo cotidiano y duro, ha cambiado la forma de trabajar en algunos conceptos.
Besicos muchos.
De mayor quiero ser como Julia, o al menos tener la sabiduría para llevar un tempo lento.
Suerte y besos