95. Sueños escondidos en el desván (M.Carme Marí)
Volviendo del camposanto, Inés sumergió su tristeza entre los recuerdos del desván.
-¡Qué preciosidad de fotos! La abuela está guapísima.
A pesar del color sepia y los años transcurridos, la imagen todavía transmitía la ilusión que irradiaban sus ojos. Se apreciaba el trabajo de un buen profesional y dejaba ver cierta complicidad con la modelo.
-Sí, Inés, deben ser las que hizo el americano. No las había visto nunca, aunque tu abuela me habló de ellas cuando murió papá. Un fotógrafo extranjero llegó al pueblo haciendo fotos de la vida rural, y me dijo que se la quiso llevar con él, como ayudante, a ver mundo. Pero justo esa Navidad sus hermanos partieron al frente. La noticia llegó como un mazazo y le hizo sentirse clavo que con el golpe quedaba fijada a la aldea, pues en la granja faltaban manos y sólo quedaban las suyas. El trabajo en el campo demandaba brazos fuertes, así que al poco se casó con tu abuelo, y luego nací yo, y…
-Y aquí se quedó.
-Siempre me animó a salir del pueblo…
-¡Ay! -dijo Inés llevándose la mano al vientre.
-¡A ver si Lucía quiere salir sietemesina como yo! -rio la futura abuela.
Las guerras todo lo trastocan. La existencia que no siegan la desvían. Siempre quedará la duda de qué hubiera pasado si la abuela hubiese salido del pueblo con el fotógrafo, eso queda en el terreno de los sueños, en los recuerdos de unas fotos guardados en un desván. El flashback está muy bien insertado en una narración muy fluida, mientras se desgranan varias generaciones de mujeres. El mazazo, el golpe y el clave es un recurso de lo más efectivo.
Un abrazo y suerte, Carme
A saber, si la abuela se hubiera ido… Seguramente Inés tendría un nombre extranjero, quizá sería otra (aunque su madre sería la misma 😉
Celebro que te guste el flashback y el «mazazo». Muchas gracias Ángel.
Y un beso.
Carme.
Cómo tantas veces, las mujeres ¿eligiendo? antes la obligación que la devoción. En este caso, las circunstancias mandaban. No cabía otra opción. ¿Y él? Él podría haberse quedado, aparte de por amor, para dar a conocer, como hicieron otros, las miserias y consecuencias de esa guerra. Pareciera que son las mujeres las mejor dispuestas para dejar atrás sus raíces y familia. Tu relato da que pensar. Suerte y saludos.
Muchos sacrificios se han hecho por la familia, aunque tengo la sensación que más antes que ahora (más bien vemos a abuelos al cargo de los nietos, al revés que antes… ¡cómo cambia la vida!) Y es cierto que antes las mujeres tenían menos opción de elegir según su voluntad. Es verdad que él se podría haber quedado, pero tampoco habría sido fácil su adaptación.
Gracias por tu comentario Jesús.
Un abrazo.
Hola, M. Carme.
Poco que añadir a los afinadísimos comentarios de mis predecesores. Un texto muy bien tejido con la guerra como columna vertebral mostrando su retorcida escoliosis. La mujer padeciendo los severos efectos secundarios, distorsionantes, atentatorios casi siempre contra su libertad. Mujer igual a sacrifico. Ojalá la niña no corra la misma suerte de la que le tocó a la abnegada. Muy buen dominio técnico en varias facetas, como apunta Ángel, dentro de un texto, coincido con Jesús, que da mucho que pensar. Una gran propuesta la tuya, no me cabe la menor de las dudas.
Besos.
Qué frase más bonita inicia el comentario del texto, Martín. Ciertamente en el pasado las mujeres se sacrificaban mucho por la familia, por los hijos, por el qué dirán, … Creo que la niña que vendrá lo tendrá más fácil.
Encantada con tu comentario y tus alabanzas 🙂 me podré colorada.
Un beso.
Muy bueno tu relato Carmen, aunque me parece que para ser sietemesina a Lucía le habría hecho falta un buen fotógrafo. Una historia que en pocas palabras te pasea por un montón de emociones y circunstancias.
Mucha suerte.
Besos.
Síii!!, un fotógrafo «antes de tiempo» puede causar sietemesinas…jeje.
La verdad es que la historia que se ha desarrollado en mi cabeza al pensar en esta propuesta de ENTC da para un relato más largo, algún día lo escribiré, así que al condensar en 200 palabras quedan recogidas muchas emociones y acontecimientos en poco espacio.
Me alegra que te guste.
Un beso de vuelta.
Carme.
Una historia de ilusiones aparcadas por la realidad. Seguramente también fue feliz en su vida de campesina al lado del rudo marido. Pero las fotos del baúl siempre delatarán que otra vida hubiera sido posible.
Muy bien contado, enhorabuena.
Ay, la realidad… aparca muchas ilusiones, como tú bien dices.
Seguro que con los hijos y la familia que tuvo, la abuela fue bastante feliz. Aunque me imagino que a veces pensaría qué habría sido de ella y de su hija si en vez de irse sus hermanos al frente se hubiera ido ella del pueblo.
Muchas gracias por tu comentario. Un beso.
Hola, Carme.
Qué chispa y qué encanto tienen esas sietemesinas de tu micro.
Y un título maravilloso que le va que ni pintado.
Felicidades y mucha suerte, que yo te deseo, por supuesto.
Besos,
Hola Towanda. Contenta de que le encuentres encanto al texto.
El título será cierto en muchos desvanes… la de sueños y secretos que esconden (por los recuerdos que guardan o por lo que allí pudo producirse).
Gracias por pasarte a comentar.
Un beso y fuerte abrazo.
M.Carme, has conseguido un dialogo fluido entre ellas y un final fantastico. Suerte y saludos
Tu historia conmueve, por ese toque sensible y humano que has imprimido al relato, Carme.
Suerte y un besito virtual
Me gusta mucho esta historia de amor, Carme. Me gustaría saber más de ese fotógrafo.
Un abrazo
Bonita historia, Carme. Refleja muy bien ese espíritu de sacrificio de las gestes de campo.
Suerte y beso.
¡Cuántas veces ha intrahistoria podría haber cambiado! La guerra, en tu micro, marca un antes y un después, sin duda. Muy bien relato, M. Carme.
Un abrazo.