104. Girasoles
Sara tenía un predio de diez mil hectáreas de girasol a su cargo. Ella amaba los girasoles, sobre todo, ahora que eran pura luz vegetal. Por eso se atrevía a recorrer en carne y hueso el campo durante esta época, para acariciar y dejarse acariciar por las plantas. Ciertamente su avatar podía transmitirle con eficacia dichas sensaciones, pero no era lo mismo. Descalza, se entregó al libre albedrío de sus pies, hasta que, casi sin darse cuenta, se topó con el límite norte del predio. Un hombre la saludó y se aproximó a la alambrada. Ella hizo lo propio. El hombre no era un hombre, sino su avatar. Sara lo supo al instante por la luz maquinal de sus ojos. Él le confesó la extrañeza de estar charlando con una mujer de cuerpo presente y no con su avatar. Ella se rió y le contó de su pasión por los girasoles. Él, aunque no le gustaban los girasoles, la escuchó atentamente. Un rato después, quedaron para el día siguiente, a la misma hora y en el mismo lugar, pero en esta ocasión, ella no sería la única en carne y hueso.
Lo que no consiga el amor. Qué mejor que uno mismo, sin intermediarios ni confidentes, para disfrutar de sus mieles de igual a igual. Me ha gustado mucho, Gabriel. Suerte y un saludo.
Gabriel, tu relato me ha hecho pensar, ja ja y no quiero.
Aunque tengamos sensaciones, si nuestros avatares son los que van a tener sexo, apaga y vámonos. Hacia dónde nos dirigimos, prefiero quedarme en la era, con la paja, ja ja.
Un abrazo
Gabriel, que vision tan original del tema rural. Suerte y saludos
Me sorprendió el relato al aparecer los avatares, diferente esta visión de lo rural, y qué bueno que al final venza el amor, y es que entre avatares no habría sido lo mismo.
Mucha suerte Gabriel.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Saludos cordiales
Es un planteamiento muy original, Gabriel, y esperanzador. Que sea una mujer la que regrese al contacto con la tierra, con sus girasoles, y que sea capaz de contagiar su pasión. Pareces invitarnos a abandonar el mundo virtual y regresar al origen, un nuevo origen.
Suerte y beso.
Gracias, Anna.
Saludos cordiales