ENE117. CASO RESUELTO, de Carlos Enrique Rodrigo López
Don Alberto, como cada año desde hacía treinta y cinco, cumplió religiosamente con su ofrenda de Viernes Santo ante el Cristo de su pueblo en agradecimiento por los beneficios recibidos a lo largo de su vida. Y como cada año, mientras todos rezaban fervorosamente, sustrajo una modesta e indeterminada cantidad de dinero del cepillo de la Iglesia, rememorando tiernamente sus años de pobre pilluelo con causa. El problema era que Don Julián, párroco y compañero infantil de correrías, sabía más por viejo que por cura, y por fin este año había instalado una cámara de video vigilancia en el retablo, segundo angelote a la derecha. Concluida la ceremonia le tocó el hombro alargándole la fotografía. La instantánea era lo suficientemente explícita como para desbaratar cualquier argumento de defensa. Se miraron sonriendo. Obviamente este año no cabía sobreseimiento provisional. Don Alberto invitaría a torrijas. Esta vez no le libraba ni Dios.
Me ha gustado mucho la historia de estos dos amigos que siguen siendo tan pillos y tan amigos como cuando eran niños. Una historia que nos conduce a los pueblos castellanos de misas y meriendas. El final es un broche de oro.
A ti tampoco te libra ni Dios… de ser un pilluelo graciosete. Que sabes tú más por monaguillo que por autor!!
ENCANTADOR. ME LO PIDO.
Carlos, entrañable y conseguida historia. Suerte y saludos.
Me ha gustado este relato de amistad en un ambiente que cada vez va siendo menos frecuente. Lo de «segundo angelote a la derecha» y la frase final aportan un toque de humor muy agradable.
Contada con gracia y tensión, esta pequeña historia adquiere una grandeza muy cercana y tierna.
Un abrazo.
Me encanta el aire costumbrista que tiene tu relato. El ritmo es lento, minucioso y el conjunto es muy entrañable y gracioso. Enhorabuena Carlos Enrique, espero leerte muchas veces más. Un abrazo.
El cuento me parece una delicia la verdad, tierno, con humor, lo de la cámara segundo angelote a la derecha, sublime, el final de Billy Wilder, y el título estupendo, todo un señor micro, pero… mucha mucha relación con “cuando despertó” no se la acabo de ver, eso si me lo he pasado pipa leyéndote,gracias…
María Elejoste Larrucea = MEL
El relato es, efectivamente, bueno, pero el «cuando despertó» se ausentó.