135. Las manos de la abuela
Manos de agua…, que golpean contra la piedra plana del río las ropas antes de tenderlas al sol y que beben ahuecadas en el hilo de las fuentes y regatos.
Manos de tierra…, que se hunden con ternura en la era y en el huerto, en la siembra y la cosecha.
Manos de fuego…, que traen leña del monte y encienden la lumbre en el hogar.
Manos de aire…, que amasan el pan de cada día y avientan las sábanas.
Esas manos ensancharon sus nudillos y se encorvaron sin dejar de arreglarnos el pelo, limpiarnos la cara, templar nuestra frente, darse en amor.
Ahora son ceniza del recuerdo que el viento trae hasta enredarse entre las mías.
Cuánta poesía y cuánto cariño nos muestras en tu sensible y amoroso relato dedicado a todas las abuelas. Me ha gustado mucho. Enhorabuena y suerte. Saludos, Flor.