34. POR FIN LIBRE
Zoila, navega sujeta sobre una de las mil tablas, en las que se ha deshecho la barcaza. Es rechazada por el mar e incluso por los peces (querían devorarla). El cielo, también la mojaba, con aquella tormenta. Nadie quería arroparla. ¿Qué culpa tiene ella de no tener patria? En su tierra la religión absorbe, el machismo domina, las mujeres son violentadas. Goloso líquido negro, codicia de poderosos. Gobiernos mandando armas «Guerras» guerra en su casa. Viaja a la deriva, nadie quiere acoger esa tabla… Ahora por fin es libre, lleva en su rostro la felicidad. Sin rumbo, su cara descubierta, su pelo largo y oscuro centellea reflejos de libertad. Atrás, ya no queda nada, solo unos muros destruidos, que sujetaban su casa.
Después de tanto sufrimiento parece que Zoila nada más desea alcanzar esa libertad que, por desgracia, algunos solo alcanzan con la muerte. Suerte, Juana Isabel, y un saludo.
Hola, Juana Isabel
Texto limpio el tuyo, que respira, no ahoga al leerlo,y nada farragoso ni recargado. Con una buena forma y un fondo con quilates, que es lo que interesa. Ni su tierra, ni los peces, ni siquiera el cielo respeta a esta emigrante. El petróleo, las armas para la guerra que no para el tiro al plato. El machismo, el fundamentalismo religioso, las violaciones de cuerpo y alma. Todo un catálogo de denuncias. Y un final abierto como lo es la libertad que lo propicia. Un gran relato. Te felicito. Besos.
Gracias Jesus y Martín habeis captado mis palabras. «libertad» al precio que sea, todo este comentario te anima a seguir escribiendo que es lo que mas me gusta. Un saludo.
Sentirse libre, por encima de todo lo sufrido por tu personaje, Juana. Bien contado.
Un abrazo.
Juana Isabel, bello ese optimismo final y tu forma de contarlo. Suerte y saludos
Triste libertada. Qué paradoja.