85. Donde fueres… (Patricia Collazo)
El hombre desnudo apoya su carpeta sobre la mesa con desgana. Mi abogado de oficio. Mira con recelo la toalla con la que yo cubro mis partes. No me acostumbro a ir sin ropa. Llevo apenas un par de semanas en el país, y me está costando adaptarme.
Observo el sudor sobre su pecho, la nuez subiendo y bajando por su garganta. Es evidente que le incomoda mi presencia. Como a mí la suya después de haber vislumbrado sus testículos cuando ha entrado en la sala.
Le refiero el incidente. Le aseguro que no ha sido mi intención asustar u ofender a la joven.
– ¿A quién se le ocurre subir vestido a un ascensor público? – pronuncia en tono de reproche. Intento explicarle que en mi país las cosas son distintas. Me mira incrédulo. Como si estuviera diciendo una superlativa estupidez.
El guarda, cuyo monumental culo percibo a través de la reja, hace tintinear la llave.
Mi abogado me mira con pena. Mueve la cabeza de un lado a otro dándome a entender que las cosas no me serán fáciles durante el juicio.
Empiece por ir desnudo como dios manda, aconseja mientras se pone de pie.
Nos regalas una escena perfectamente escrita y descrita, sobre la que haces sobrevolar una no tan fina capa de sutil ironía. Y qué decir de ese culazo y esos colgajos. Mundano y sublime a la vez. Me ha gustado mucho, Paloma. Una saludo y suerte.
Muchas gracias, Jesús. Me ha encantado lo de «mundano y sublime».
Hola, Patricia.
Sorprendente texto el tuyo en esta tanda. Qué afán por vestirnos todos, para tapar, para resaltar. No habló alguien del mono desnudo. A mí la desnudez me parece humilde y muy bella. Y si va acompañada por otras desnudeces: limpiarse de prejuicios, por ejemplo, pues ni te cuento, grandullona; bueno y muy grande tú, ya te imaginas por donde van los tiros: hay que ver lo bien que escribes, y que te pintas la raya de los ojos de un azul «atracativo». Desnudos, desnudos como dios manda, menudo contundente corolario. Chapeau, y un besote.
¡Muchas gracias, Martín! Ahora que te pongo cara (sí te he visto bien a pesar de la raya azul), es todavía mejor que antes recibir tus comentarios. Un abrazo.
Eres una genia, Patricia, me encantan siempre tu humor, tu naturalidad, tu desparpajo. Un micro digno de Ramón Gómez de la Serna.
¡Muchas gracias, Elisa! A una le gusta que le digan estas grandiosidades, aunque no se las crea… Beso
No creo que haya otro relato en esta tanda que me llame más la atención.
Gracias por pasarte por aquí y comentar Edita. No sé si es bueno o malo llamar la atención, pero en todo caso, si ha servido para descolocar un poco, bienvenida sea la llamada. Un abrazo.
Al final todo es cuestión de cultura y de costumbres, por absurdas que parezcan, que al imponerse por la fuerza de los hechos consumados se han hecho ley. Bajo un surrealismo lleno de comicidad y en perfecta sintonía con el título, subyace la conveniencia de adaptarse al lugar de acogida hasta en los mínimos detalles, siendo éste un debate muy serio y no resuelto, en el que los derechos y libertades individuales no quedan muy claros. Al final, lo más sabio y prudente es hacer caso al refranero.
Una propuesta diferente y, hay que decirlo, refrescante, ambientada en un país donde damos por hecho que la temperatura no puede ser muy baja.
Un abrazo grande y suerte, Patricia
Un lujo como siempre recibir tus comentarios, Ángel. Es cierto que se trata de un debate no resuelto. Y es cierto también que debemos estar un país bastante tropical, tienes razón. Un abrazo y muchas gracias, Ángel.
¡Muchas gracias, Juan! Me alegra pensar que el maestro Olivares y yo te hemos dado suerte, aunque no estoy cien por ciento segura de que haya sido eso y no tus propias ganas y empuje lo que facilitó el encuentro. De todos modos… ¡me encanta la idea de ser famosa en tu casa!
Un abrazo y felices fiestas
Patricia, magnífico relato y encantada de haberte conocido.
Feliz Navidad y provechoso Año Nuevo.
Lo mismo digo, María. ¡Muchas Felicidades!
Un mundo donde la ropa sobra. Original propuesta.
Suerte Patricia
‘Muchas gracias, Blanca!
Patricia, maestra de la sorpresa y del ingenio. Me gusta que muestres una escena surrealista porque está «por encima de la realidad», la sobrevuela y da sentido al micro. Enhorabuena.
¡¡Que tengas una espléndida Navidad! Abrazos.
¡Muchas gracias! Por tu visita y por tus deseos. ¡Que tengas unas muy felices fiestas! Un abrazo
No he podido evitar la carcajada al imaginar la escena, aunque me apena ese pobre hombre al que cuesta adaptarse a semejante costumbre tan ajena a la suya, en fin, eso tiene salir de tu cultura, tema muy de actualidad y no siempre bien resuelto. Me gusta mucho cómo lo has tratado porque estoy totalmente de acuerdo con ese refrán. Gran relato Patricia, casi tan grande como tú. Besos.
¡Muchas gracias, Maribel! Un abrazo.
Excelente metáfora sobre costumbres, lo correcto y lo incorrecto, lo permitido y lo que no. Me ha encantado, rezuma genialidad por los cuatro costados.
Enhorabuena, Patricia. Feliz entrada de año.
¡Muchas gracias, Fernando! Una muy feliz entrada de año para ti también.
Muy ingeniosa la forma que has escogido, para recordarnos que todo es relativo en la vida. Sólo depende del lugar, costumbres y tradiciones.
Me ha llamado la atención por su originalidad.
Te deseo un excelente año nuevo, y te mando mi besito virtual, Patricia
Muchas gracias, María. Por tu visita y por tu comentario. Un abrazo virtual de vuelta para ti.
Ingeniosa forma de hacernos ver lo absurdo de nuestros convencionalismos sociales y, como de incomprensibles pueden resultar para un recién llegado. Darle la vuelta a la tortilla, cambiar el punto de vista, da muy buen resultado. Felicidades.
Un abrazo,
¡Muchas gracias, Anna! Un abrazo
Vaya problema al pobre tipo, a algunos la vergüenza nos impide mostrarnos así aunque ahora la temperatura supere los 34 grados.
Me encanta tu genialidad y desparpajo. Sobre todo tu humor.
Un abrazo y suerte.
¡Gracias, Moli! Qué bueno que me traigas un poco de aire cálido de mi tierra, porque aquí, te aseguro que no está como para andar desnudo por ahí…