19. Gateando (Patxi Hinojosa)
Estos días son más cortos, grises, fríos, húmedos y tristes de lo que mi bienestar demanda. No lo recordaba de otros años, pero es cierto que la gente está más ruidosa que de costumbre. Aunque lo que en verdad me preocupa es que mi inquilino dedica menos tiempo del habitual a prestarme atención; en todo caso, creo que lo mantendré de momento en la nómina de mi universo, supongo que en breve todo volverá a la normalidad y que recuperará el comportamiento que espero de él.
Es ya muy tarde. Hoy volverá, si vuelve, bien entrada la madrugada; menos mal para él que me dejó preparada comida y bebida y mi espacio privado recogido y limpio.
Oigo ruidos en la escalera que me han despertado, se aproximan a la puerta; noto cómo intentan abrirla: es él, seguro.
En efecto, lo es. A la par que la puerta se abre después de varios intentos, su cuerpo se deja caer al suelo, en un intento de amortiguar y minimizar el inevitable golpe. Me ve y pronuncia algo ininteligible para cualquier ser vivo mientras pretende acercárseme.
Es extraño, yo soy el gato pero es él, mi humano, el que está, con torpeza, gateando.
Curioso y atractivo el punto de vista que nos muestras en tu relato. Aunque tengo otras posibles interpretaciones para esos días tristes, me quedo con que los protagonistas sufren el invierno y el fin de año. Me ha gustado, Patxi. Un saludo y suerte.
Muchas gracias, amigo Jesús, por acercarte a mi humilde texto y dedicarle tiempo para comentarlo con tu positiva apreciación. Te envío un muy cordial saludo.
Una perspectiva diferente y original, la que ofreces en tu relato, Patxi. Me gusta y, sobre todo, la frase final. Enhorabuena.
Un abrazo.
Muchas gracias, amiga María José, por pasarte a leer este texto y dedicarle tiempo para comentarlo con tan gratificante apreciación. Te envío un fuerte abrazo de vuelta.
Hola, Patxi.
Me encanta lo bien que creas atmósfera y mantienes la tensión narrativa, la intriga, las expectativas en el lector. Y me encanta ese gato que tiene a su humano por inquilino, que no dueño. Ese señor se ha cogido la trompa de las fiesta de fin de año y da lugar a ese juego de palabras que nos deja un remate magistral del micro, a mi entender. Felicidades. Un abrazote.
Muchas gracias, Martín, por tu tiempo para comentar este texto con tan generosa valoración y, cómo no, por incluir tan acertada interpretación. Un fuerte abrazo de vuelta, amigo.
Hola Patxi. Me ha gustado ese gato que sigue de cerca el extraño comportamiento de su inquilino que, curiosamente, termina gateando. Me encanta la frase: «Creo que lo mantendré de momento en la nómina de mi universo» se ve que es un gato con posibles, jaja…
Muy original todo el texto. Besazo grande.
Hola, compañera Manoli. Te agradezco un montón tan positivo y valioso comentario y, por supuesto, que reserves una porción de tu tiempo para mis letras, ya sabes cuánto lo valoro. Un beso enorme de vuelta para ti.
Ay Patxi qué mal beber tiene tu protagonista, el gato, mucho más sabio y más cuerdo. Me encanta el inquilino, nunca lo había visto de ese modo, que sea la mascota quien se considere dueña de la casa, muy original ¡Suerte!
Muchas gracias, amiga Maribel, por tu tiempo, tu simpático y positivo comentario y tu deseo final, que es recíproco. Te envío un saludo muy cordial.
Muy original el punto de vista que has utilizado. Está claro en esta historia quién es más animal. Suerte !!
Muchas gracias, amigo Juan Antonio, por tu tiempo, amable comentario y deseo final, el cual es recíproco. Te envío un saludo muy cordial.
Patxi, bien formulada esa pregunta esperando respuesta. Suerte y saludos. Feliz 2017¡¡¡
Muchas gracias, Calamanda, por pasarte a leer y dejar tu comentario y tu felicitación. Te envío un muy cordial saludo junto con mis mejores deseos para este año que comienza.
Me ha encantado tu relato, Patxi, aunque tenía varias sospechas de como iba a evolucionar tu micro, me has hecho disfrutarlo.
Gatear lo perdimos en la infancia y es una pena.
Soy yo el que te da las gracias por dejar tu cuento para que lo leamos.
Un abrazo
Muchas gracias, amigo Epifisis, por tu tiempo y este comentario tan gratificante y de agradecer. Un fuerte abrazo de vuelta.
Patxi nos dejas otra muestra de que ciertos comportamientos humanos son mucho menos civilizados que los de nuestras mascotas, de las que deberíamos aprender mucho.
Original relato que me gustó mucho.
Saludos
Muchas gracias, amiga Asunción, por tu generoso comentario; me ha hecho mucha ilusión leerlo. Te envío un saludo muy cordial.
Un buen relato imaginativo. Dicen algunos, que un bebé, entre más gatee, mejor entenderá el mundo. Un adulto que lo haga con torpeza, mala cosa.
Felicidades y abrazos
Muchas gracias, amiga María, por tus cariñosas palabras. Te envío un fuerte abrazo.