21. Tu correa (Esperanza Tirado Jiménez)
No sé quién de los dos estaba más perdido ni quién más necesitado de compañía. Seguramente yo. Aunque no me daba cuenta. Yendo de un lado para otro, del trabajo a casa, ocupándome de mi padre enfermo. Siempre dispuesta para atender los caprichos de mi familia, que me tenían de recadera permanente.
Cuando mi padre se fue, a punto estuve de irme tras él. La angustia fue demasiado fuerte y me hundí en un pozo tan hondo que casi me ahogué, derramando lágrimas sin parar.
Un día alguien llamó a mi puerta y tú ladraste, haciendo eco en el pasillo vacío y en mi corazón, también vacío.
Desde entonces, mi vida empezó a girar en torno a ti. Me cuidabas y me animabas con todo lo que aprendías y descubrías. Fui saliendo del pozo tirando de tu correa.
Y volví a mi vida activa. Volví a ser yo. Contigo.
Eras listo y sabías ir solo a tantos sitios… Pero no supiste pedir auxilio. Te quedaste allí, en medio de aquella carretera, por la que cruzaste y cruzaron sobre ti.
Ahora tu correa está ahí, colgando sin vida del perchero.
Y, una vez más, me siento vacía y perdida.
la melancolía impregna tu relato. Cuando tu personaje parecía ser capaz, gracias a ese nuevo cariño, de disipar esas tinieblas que la envolvían, la realidad revierte esa nueva situación. Y ahí está esa correa, para ayudarle a recordar lo que, de cualquier manera, no podría olvidar. Muy sensible, Esperanza. Un saludo y suerte.
Gracias Jesús.
La historia, como las pelis de Antena 3, está basada en hechos reales. En concreto, en una de mis familiares mayores que perdió a su madre y le regalaron un perro, su ‘Andrés’. Pero lo atropellaron y se quedó casi peor que cuando se fue su madre. Luego vino su Mara. Y las dos juntas ya es otra cosa.
Saludos. Gracias de nuevo.
Está demostrado el efecto beneficioso y terapéutico que pueden tener los animales sobre las personas. El problema es que son mortales y su pérdida, aunque no pueda ser equiparable a la de una persona, puede ser muy dolorosa. Tu protagonista necesitaría volver a llenar esa correa con un nuevo amigo.
Un abrazo, Esperanza. Suerte
Eso dicen, que los perros animan y hacen mucha compañía. Yo no lo he comprobado personalmente porque les tengo pánico. Pero sí, a ella le vino bien tener de nuevo un compañero de paseos, a pesar de que decía que no quería más perros en casa. Ahora está encantada.
Un abrazo Ángel. Y Mil Gracias.
Hola, Esperanza.
Yo, contigo. Qué lema tan precioso contiene tu texto y que lo resume. Y esa correa tirando de los recuerdos, poniendo al día la nostalgia. Un texto el tuyo presidido por las emociones. Y al pozo de la vida de nuevo, con su brocal sin pronóstico. Lo que digo, los perros deberían tener una esperanza (anda, Esperanza, sales de nuevo con minúscula) de vida multiplicada por diez por lo menos. Me ha encantado tu propuesta. Enhorabuena. Besos.
Me encanta eso de que veáis tantas emociones en mi relato. Será porque es una historia real, algo disfrazada. Si no, este tema me hubiera costado un triunfo sacarlo. Porque yo de perros poco. Y mientras más lejos, mejor.
Gracias Martín. Besos.
«Fui saliendo del pozo tirando de tu correa». Aunque el texto fuera solo esta frase, lo aplaudiría.
Siempre sueñas escribir alguna frase que se parezca a las que lees por aquí, que dejen huella en los que leen el relato. Esta vez parece que lo he conseguido 🙂
Mil gracias Edita. Besos.
Un relato precioso Esperanza, además me siento identificada con él. Mi peludo también me ayudó a salir de un pozo oscuro tirando de su correa, aunque de momento tengo más suerte que tu protagonista porque sigue a mi lado, ojalá por mucho tiempo más. Mucha suerte con este relato tan sensible y que se me hace tan cercano.
Saludos.
Este peludo tuvo la mala suerte ese día de ir sin su correa. Y su dueña perdió su compañía. La verdad es que aún no gustándome los perros me doy cuenta del bien que hacen.
Gracias Maribel. Y que vivas mucho al lado de tu peludo.
Saludos a ambos 🙂
Hermoso relato. El fallecimiento del padre y el que un perro apareciese en la vida de tu protagonista hizo que reaccionase, de nuevo, a la vida. Lo triste es que el dolor vuelva a surgir cuando el fiel compañero desaparece. Ella tendrá que buscarse a otro que no hará olvidar al primero, pero que hará nacer una nueva ilusión (pero esa ya es otra historia).
Un abrazo.
De hecho la historia continuó cuando otro, otra mejor dicho, llenó el vacío del primero. Y la ilusión ha vuelto. Doy fe de ello.
Gracias María José. Un abrazo.
Esa compañía que es a la vez un motor para seguir adelante. Preciosa la frase: «Fui saliendo del pozo tirando de tu correa» es magnífica, y resume el sentimiento de la protagonista. Buen texto. Un saludo.
Parece que la frase ha calado. Y la historia también.
Muchas gracias Manoli.
Saludos.
Una historia triste donde la protagonista vuelve al punto de partida. Cualquier pérdida es terrible. Y ellos son uno más. Duelen igual. Suerte !!
Últimamente me estoy dando cuenta de que ellos son uno más de la familia. Si ellos faltan, el hueco es grande.
Gracias Juan Antonio.
«La persona que no ha conocido el amor de un perro, tiene un cachito de su corazón dormido».
Podría ser mía, porque así lo siento y lo creo.
Esperanza, encantada de leer tu maravilloso micro, de compartir contigo esa especial sensibilidad hacia ellos.
Un abrazo enorme.
No la recordaba así… esta es la original, a mí me sigue gustando más mi versión… 😉
Hasta que uno no ha amado un animal, una parte del alma sigue sin despertar.-Anatole France.
Pues lo de la sensibilidad hacia los animales… no sé yo si mi historia te ha ‘engañado’ un poco: a los perros les tengo un pánico terrible. Y del resto, no sé decirte.
Es bonita la cita que me dejas. Quizás a mi alma le falte aún abrir un poco el ojo 🙂
Gracias Rosy. Abrazos.
La correa sigue allí, atada al amor incondicional y lo demás sobra…
Excelente relato. Demasiado humano.
Un abrazo y suerte.
Lo de excelente me ha sonado a premio gordo 🙂
Mil Gracias Moli. Un abrazo.
Esperanza, triste y alegre tu melancolica historia, contada desde el afecto al animal. Suerte y saludos. Feliz 2017¡¡¡
Muchas gracias Calamanda.
Feliz 2017 y Suerte.
Besos
Esperanza, emotivo relato. La protagonista va de pérdida en pérdida, la de su padre y la de su perro y eso duele a cualquiera.
Un abrazo
Doble pérdida, doble dolor. Si una se hace cuesta arriba…
Gracias Blanca.
Un abrazo.
Triste, muy triste tu relato, Esperanza, y por aquí hay mucho enamorado de las mascotas. Yo que soy un poco egoísta y he tenido un pato de mi hermana pequeña, que conseguí que llegara a adulto y hámster y cobayas de mis hijas que sabes que van a durar menos que uno, ya no me interesan. Se sufre mucho. Sin contar que cuando veo a gente mayor agacharse a recoger las heces, no puedo mirar.
Un beso
Uy, yo con lo de recoger el ‘regalito’ tampoco puedo. Aunque mejor eso que lo dejen por ahí.
En mi casa, aparte de un canario despeluchado que se nos coló por la ventana, nunca hemos tenido mascotas. Pero por lo que parece acaban siendo uno más de la familia, casi con voz y voto.
Gracias Epi. Besos.
Querido Juan, por esas cosas mágicas de esta página, he entrado acordándome de tu gato de Schrödinger y me encuentro con este mensaje tuyo en mi relato.
Son tantos halagos que no sé cómo voy a responder cómo se merece. Ya me has dejado KO en el primer párrafo. Y después de leer lo de ‘acertada escritura’ ya sí que no sé qué más puedo decir, excepto:
Un Millón de Gracias por tu lectura y tu generoso comentario.
Y Un beso 🙂 ☼ 🙂
Esa correa , es el vinculo que nos une a lo que poseemos, y cuando se queda vacía, el alma se inunda de vacío.
Me ha emocionado.
Mucha suerte, y un besito virtual, Esperanza.
Siempre nos ‘atamos’ de algún modo a algo o a alguien para tener una mayor seguridad y estabilidad. Y cuando ese vínculo se pierde, nosotros también nos perdemos un poco.
Gracias María Jesús.
Abrazos y besitos virtuales de vuelta 🙂
Jolines, Esperanza, me has puesto los pelos de punta. Qué pena.
Según iba leyendo, pensaba que todo se solucionaba y al descubrir el desenlace, me dejas ¡plof!
Preciosa y acertada esa imagen de la correa: tirar de la correa («Fui saliendo del pozo tirando de tu correa.»), tu correa vacía («colgando sin vida del perchero.»)
Me ha encantado esa «animación» de la correa de tu perro protagonista.
Mucha suerte y un abrazoooo
Algo bueno tiene esa frase, que a todos se os ha quedado grabada. Ya es un premio grande.
Gracias mil Amparo.
Un abrazo y también mucha suerte para ti.
Una vida entregada, generosa, un vacío ante las ausencias. Que bien reflejas esa tristeza, el dolor y el amor hacia su fiel compañero. Un final que posa quebranto en su lectura.
Un pozo de palabras que transmite tanto…
Buen relato Esperanza. Un beso bonita.
Qué alegría da entrar y ver comentarios tan preciosos como este. Y viniendo de quien viene, más alegría aún 🙂
Gracias enormes Belén.
Un beso ☼
Emocionante y precios relato, Esperanza. Ya el título así, tu correa, me ha llamado mucho la atención. Nos haces hundirnos con la protagonista y salir adelante con ella gracias a su perro. Y luego nos vuelves a hundir. Me ha gustado mucho, mucho.
Besos
Muchas muchas gracias Asunción.
Y mira que el título me parecía algo soso…
Besos 🙂