66. Repitiendo comportamientos (towanda)
Me convertí en el tipo más feliz del planeta cuando papá apareció con ella. Era una hembra menuda de pocos meses y, aunque timorata, conseguí que se acercara a comer de mi plato. En nuestro primer intercambio de miradas hubo flechazo. Mamá torció el hocico y rezongó. Odia las mascotas, dice que ensucian mucho.
Parece lista, pero no aprende a aliviarse en la hierba y recogiendo pises y cacas mamá no tiene respiro.
Pasan las semanas; tarda en asimilar nuestras costumbres y es rara: odia rebozarse en barro. Hubiera preferido un macho. Cuidarla, cuando mi pandilla corretea, es un fastidio; además, hay alguien que me gusta y necesito todo mi tiempo para cortejarla.
Le están saliendo los dientes y pringa todo de babas. Mamá vuelve a estar preñada y sus hormonas, revueltas. Ayer soltó el ladrido más tenebroso que escuché nunca. No aguanta más.
Atardecía cuando le vi echársela a las espaldas. Lloré, forcejeamos…, pero ya estaba decidido. En un lugar alejado la depositó en el suelo. Pobre inocente, cómo sonreía. Papá lamió su cabeza y lanzó, lo más lejos que pudo, su muñeca favorita. Ella gateó apresurada para buscarla mientras yo, agazapado entre la maleza, no moví un músculo.
¡Excelente! Has relatado de manera magistral la llegada de la beba con los ojos del cachorro. Algo que nunca imaginamos es que puedan pensar ellos al dejar de ser los mimados. Me encantó!
Un abrazo y suerte.
Hola, Moli.
Me alegro mucho de tu comentario porque nunca me encuentro satisfecha del todo cuando cuelgo mi micro. Es ese pudor, ese querer que se entienda lo que quieres contar… En fin, que me das una alegría.
Un abrazo grandísimo.
Veo tu relato como un trasunto de un mundo al revés pero con todas las miserias de las actuaciones humanas perfectamente ejemplificadas. Me ha gustado mucho la historia y su redacción. Enhorabuena, Towanda. Un saludo y suerte.
Hola, Jesús.
Eso es, un mundo al revés, pero repitiendo las mismas malicias. Las mascotas no son para divertir a los niños, no son un capricho. No deben ser un capricho.
Muchísimas gracias por tu amable comentario y un gran abrazo.
Hola, con papeles invertidos o no, me imagino lo que te habrá costado escrbir el relato. Abandonar a un cachorro, humano o perruno, es algo que duele solo imaginarlo.
Muy original contarlo desde la otra perspectiva y escrito de forma que ves perfectamente escenas y personajes.
Muy bien, como siempre.
Besos
Hola, Asun.
Tenía otra idea para el micro de este mes, pero al final me decanté por contar un abandono desde el otro lado.
Si te ha gustado, me alegro.
Besos y gracias.
Buen relato. Entre miradas curiosas, torcidas de hocico, aullidos feroces y demás lamidos, los perrunos se humanizan.
Felicidades en 2017. Qué poco pudimos charlar en Madrid, otra vez será.
Hola, María.
Perros humanizados hasta en los comportamientos más inhumanos.
Hablamos poquísimo, es cierto. Otra vez será porque somos muy jóvenes y nos quedan cientos de años aún.
Besos gigantes.
Hola, Towanda , la deidad.
Nos regalas otro relato magistral en la forma y en el fondo. Con una hitoría A, explícita, y otra historia B, oculta pero revelada por la vía de la comparación y porque las palabras se alternan jugando con lo canino y con lo humano. Es la historia de un abandono lo que se cuenta, pero realizado por canes respecto de una criaturita humana, una niña en este caso. Perfectamente extrapolable a la raza que se arroga el calificativo de superior. Como diría el poeta: todas estas cosas había una vez cuando yo soñaba un mundo al revés. Un punto de vista muy original y un estilo (la fisonomía del alma), el que me inspira el calificativo que, mirando desde abajo, mero humano yo, hasta tu firmamento, complacido, te otorgo. Un beso para una diosa. Parece el título de una película, de una buenísima película, de la que eres guionista y directora a la vez. La película de tu texto. O a lo mejor te da el beso la nenita, que meces en tus brazos.
Hola, Eduardo.
Tan galante como exagerado. ¡Qué hombre este…!
Estoy de acuerdo en eso de que el humano arrogante se cose el calificativo de superior y cuando oímos casos de maltrato (en este caso, de animales, pero extrapolable a cualquier tipo de maltrato) a mí me parece una villanía.
En fin, ¿conseguiremos ser un poco mejores en este 2017? Yo lo voy a intentar.
Un abrazo enorme y gracias por tantas flores que no merezco.
Qué fuerza tiene tu relato Towanda! Me ha gustado mucho. Muy lograda esa composición de situaciones paralelas. Enhorabuena y suerte.
Hola, Jero.
Pues esa alegría me la llevo ya si te ha gustado. Y si te ha gustado mucho, pues ya ni te cuento.
Un abrazo y gracias.
Pillina, me has hecho leer más de una vez. Primero, para asimilarlo; luego, para recrearme. ¡Qué vida más perra le espera a la pobre criatura! O no… 😉
Hola, Edita.
Jajaja, gracias, resalá.
Una vida muy perra, pobre criaturita. Parece que nos duele más si imaginamos a un bebé gateando, ¿a que sí?
Un besazo, reinona!!
towanda, tierna y bien ambientada tu historia matizada de moralejas, sentimientos contradictorios y realismo. Suerte y saludos.
Hola, Cala.
Gracias por aportar tu punto de vista.
Moraleja: una mascota no es un juguete que cuando te cansas lo tiras.
Un abrazo enorme.
towanda, feliz 2017.
Igual para ti.
Feliz 2017 y 2018, 2019… 2035… 2040…
Un cachorro humano adoptado por una familia perruna, como Mowgli en «El libro de la selva», a cargo de una manada de lobos. Un ser diferente, con necesidades específicas, que irrumpe en un entorno ajeno produciendo diferentes reacciones. Al padre le imaginamos generoso, es quien la introduce, sin pensar en las consecuencias. Su hermano adoptivo y narrador de la historia, aún consciente de los problemas que causa, siente cariño por ella, pero la madre, más práctica y desbordada, sólo la ve como una obligación más que le supera. La consecuencia es el abandono, una palabra muy dura, algo que la criatura implicada no llega a comprender en su inocencia. Un bebé a quien se deja desamparado nos parece la mayor atrocidad, así muestras de forma magistral que cualquier ser vivo merece una oportunidad, sea de la especie que sea.
Has vuelto a hacerlo. Otra buena historia que hace pensar, de un caudal que parece no tener fin, con tu estilo impecable.
Te mando abrazo de los grandes y mucha suerte, Towi
Hola, Ángel.
Bien visto, como Mowgli, no había pensado en él, pero tiene su punto de conexión.
Bien dices, un ser diferente que irrumpe en un hogar y lo pone todo patas arriba o, a lo peor, no tanto y son los miembros de esa familia los que, pasada la euforia del principio, se cansan de tener que atenderle.
¿Cuántas veces pasan estas cosas?
La consecuencia es el abandono, ¡lástima!
He pretendido (pretenciosa que es una, jajaja) que se sienta la dureza de actos tan crueles con la imagen de la bebé gateando.
Muchísisisisisimas gracias por esa lectura minuciosa.
Un abrazo gigantescomórfico y suerte también para ti y tu micrazo que da visibilidad a los perros-guía.
Hola, Juan.
En apnea, ¡qué cosa tan preciosa acabas de decir! Creo que es lo más bonito que he escuchado en mucho tiempo. Gracias.
Me gusta que te hayas colocado en los papeles de ambos porque la historia es el abandono visto desde uno de los lados del espejo, el lado que nunca vemos.
Ah, para lavarme los pies… aún queda mucho, todavía tengo que seguir aprendiendo y aprendiento.
Un abrazo grandísimo y muchas gracias por tu lectura siempre amable y generosa.
La abstracción en este relato obliga a estar atento a los detalles. Hay un momento en que la pequeña se vuelve un fastidio para la manada y hay que deshacerse de ella. Es muy dura la imagen de la muñeca, arrojada lejos para engañar a la niña al ser abandonada. Towanda, original punto de vista para denunciar el maltrato. Me gusta.
Saludos.
Hola, Beto.
Me alegro que lo veas como yo. El abandono es un maltrato que debiera estar castigado, muy castigado.
Quizá imaginando a ese bebé gateando hacia un futuro incierto nos demos más cuenta del horror.
Un abrazo grande y gracias.
¡Ay! Pobre «cachorro».
Cómo cambia la perspectiva de cualquier acto cuando se es el actor o el receptor…
Un relato muy bueno, Tow.
Un nuevo «Planeta de los Perros» perfectamente construido, narrado, diseñado.
Tarea de socialización, sentimientos de cariño, de lástima, de malestar, de rabia… quedan perfectamente modelados por la familia protagonista (perruna), mientras el cachorro (bebé) humano parece no aprender de ellos. Además, la familia adoptiva va a crecer, el cachorro humano solo molesta y da trabajo a sus dueños. ¡Un final acertado! (realista).
La verdad, es que todos tus relatos me gustan. Tienen algo especial.
Un abrazoooo grande
Hola, Amparo.
Cambia muchísimo la perspectiva para el ojo humano lector.
Muchísimas gracias por ser tan generosa y tan enorme.
Un abrazo gigantesco.
Hay varios casos de niños criados por animales, especialmente el de un crío que estuvo con los lobos durante 12 años. Es una historia muy triste, desde el momento en que su padre le vendió a un pastor con 7 añitos. Hablamos de la España de la posguerra.
En fin, Towanda, qué decirte que no te haya dicho otras veces, tus relatos me dejan siempre sin palabras. En este le das la vuelta a la tortilla por completo, un punto de vista interesante y que quizá deberíamos plantearnos de vez en cuando, pensar siquiera por un momento cómo se sienten los demás. Seguro que no sería lo mismo si nos dignáramos hacerlo alguna que otra vez.
Te has ganado un… ¿cómo era aquello? Ah, sí: un besotazo!!! 😉
Hola, J. Ignacio.
Me alegro sobremanera si consigo dejarte sin palabras, menudo orgullo para mí.
Mi consejo es practicar un poquito más la empatía, quizá solo con eso avanzaríamos mucho en la conquista del alma.
Un besabrazo con besotazo (si quieres).
Y gracias!!1
Después de varias lecturas (me encanta que me hayas echo pensar), para comprobar la maravilla de micro que tenía delante. Me encanta la idea, no por el hecho del abandono de la peque, sino porque al poner al hombre en la piel de un perro, quizá se valore más su vida y su sufrimiento.
Un micro precioso aunque duro, muy trabajado, me gusta por su originalidad.
Un besote y suerte, ¡¡¡preciosísima!!!
¡Anda!, se me olvidaba comentarte que por poco (por un seis de nada) te plantas en la Marca de la Bestia… jajaja no hay quien te entienda… siempre dando que hablar… ¡me parto contigo!
Otro beso, reina.
Hola, Rosy.
Maravilla?, no tanto, pero si te ha hecho pensar y, además, te gusta la idea me haces la mujer más feliz de la tierra. He pretendido un cambio de papeles aunque, quizá, hubiese necesitado alguna palabra más. En la poda, dejé algunos detalles que -a mí- me parecieron hermosos.
En cuanto a lo del número de la bestia, jajaja, estuve esperando hasta que colgaron el 65, fíjate si soy chunga, jajajaja. Quería el 66 al precio que fuese. No sé si sabes que soy fan del género de terror.
Un abrazo con besos incluidos, locatis.
Compruebo que ahí sigue, ese «echo» sin la hache…. (arrieritos somos…. ¡bruja!)
ni beso ni na….
Rosy, busca la belleza en ese «echo» sin la hache. A mí me encanta, es casi demoníaco el atrevimiento que tuviste al escribirlo así.
Te reservo el 666 para tatuártelo, te lo mereces.
Un besazo GIGANTE.
Un relato que nos hace bajar la mirada para reflexionar desde otra perspectiva, el abandono en nuestras propias carnes, y tal vez así comprendamos la bajeza inhumana del acto. Originalísima propuesta, Towanda. Abrazos y suerte.
Hola, Salvador.
También lo veo como tú. Es una cuestión de saber ponerte en el lugar del otro para comprender o no un acto cruel como es, desgraciadamente, el abandono.
Gracias por venir y un abrazo enormísimo.
Towanda… me alegra mucho leerte. Aquí o dónde sea. El relato es muy bonito y me he quedado a leerlo un par de veces más. De esos que con cada lectura gusta más y le ves más cosas. Te deseo toda la suerte del mundo. Gracias por dejarnos ver el mundo desde tus ojos de escritora. Una experiencia que sabes que me encanta. Un abrazo estruja-esqueletos-cariñoso al cuadrado.
Hola, Juan Antonio.
A mí me alegra mucho intercambiar palabras contigo, aquí o dónde sea.
Ojos de escritora aún no tengo, pero a fuerza de practicar, quizá, algún día.
Muchas gracias por esa amabilidad que tienes siempre hacia mis textos que, por si no lo sabías, me da grandes subidones.
Jajaja, ese abrazo estruja-esqueletos es genial, insuperable.
Yo te mando un besabrazo cuántico que, por lo pronto, no sé qué es, pero suena chulísimo.
Gran relato contra el abandono de seres vulnerables, sean de la especie que sean, sean de la raza que sean. Magnifico enfoque perruno el que consigues describiendo la llegada un nuevo miembro, alguien vivo que, como todo ser que vive, tiene necesidades de las que hay que ocuparse.
Muy chulo, Towanda. Enhorabuena.
Hola, Antonio.
Es un cambio de perspectiva, aunque el acto final es el mismo. Quizá duela más porque empatizamos con el bebé, pero es un abandono a un ser que tiene su confianza puesta en el amo.
Gracias y besos.
¡Qué triste Toby!, has conseguido hacerme un nudo en el estomago, la garganta y hasta en los ojos. ¡Ni siquiera mis lágrimas se atreven a enfrentarse ante tu tremendo relato!
Besito virtual
Hola, María Jesús.
Muchísimas gracias. Si la lectura te ha hecho emocionarte es un halago para mí.
Te mando abrazos grandísimos.
El cambio de óptica da resultados sorprendentes, pero en este caso son estremecedores. Muy buen relato, Towi.
Suerte y abrazos,
Hola, Anna.
La óptica o el color del cristal con el que observemos nos da la pauta de algo que no debemos perder nunca en nuestras miradas al mundo: la empatía.
Un besazo gigantesco y gracias mil.
¡Fantástico mi Towi!
Todo un bosque de sentimientos en tu relato. Desde la sonrisa más amplia hasta las lágrimas más sentidas.
Y es que todo abandono es duro, toda realidad no comprendida y compartida es triste.
Seamos uno en la familia que nos sorprende en la vida.
Mil besos preciosa.
Hola, M Belén.
Un bosque de emociones que me alegra saber que te ha producido.
Como bien dices, cualquier abandono es duro. Los humanos debemos saber empatizar más con esos seres que conviven con nosotros y ponernos un poco más en cómo nos ven y nos sientes ellos, cosas que no hacemos nunca por aquello de sentirnos seres superiores.
Gracias, besos y mucha suerte para todo.
¡Ay, qué pellizquito en el corazón! Menuda lección nos das para quien la quiera aprender, ójala ellos nunca aprendan esa maldad que a veces reciben de nosotros. Un beso agridulce, Towanda, qué gran relato.
Gracias, Belén.
Para quién la quiera aprender, bien dicho.
Besazos.
Invirtiendo los papeles pero «repitiendo comportamientos»… y qué pena de comportamientos. No tiene nombre abandonar a seres indefensos, sean de la especie y edad que sean.
Muy bien buscadas las comparaciones de las diferentes situaciones, hasta llegar a la tristeza sin retorno de «Pobre inocente, cómo sonreía», donde el miembro de la familia que nos lo narra no puede hacer nada por cambiar ese final.
Lo dicho, incomprensible que ocurra en el mundo al derecho.
Un beso, maestra.
Carme.
Hola, Carme.
No tiene nombre, claro que no.
Yo creo que el miembro de la familiano es que no pueda hacer nada… es que no quiere hacer nada. Le da pena, pero la perrita se ha convertido en una molestia que le roba tiempo para sus cosas. Por eso no mueve un músculo, se queda quieto viendo el abandono como si fuese un trailer.
Besitos, guapa y muchísimas gracias.