74. SINESTESIA (Carles Quílez)
rosa rosa rosa
Bajo el sol poniente, el frío y las sombras empezaron a adueñarse del bosque.
rosa blanco blanco
Lincoln se detuvo ante el río y desanduvo unos pasos el sendero.
marrón marrón verdeoscuro
El agente Johnson llegó unos instantes después. Observó el desconcierto que asomaba tras los ojos de su amigo y un viento gélido le trajo un mal presentimiento. Sin pronunciar palabra, le ofreció el jersey que llevaba en la mochila.
ROSA
Lincoln regresó junto al agua y oteó a su alrededor.
verdeoscuro marrón blanco rosa
Buscó un paso entre las rocas y cruzó a la otra orilla.
Verde rosa rosa
El rastro le llevó hasta la entrada de una gruta oculta entre el follaje.
rosa rosa
Aguzó el oído y escuchó la respiración de rosa, pero no estaba sola. Allí había alguien más. Asomó un tanto la cabeza.
rosa rosa ¿negro?
El agente Johnson llegó enseguida y, al ver gruñir a Lincoln, le espetó:
– ¡Ven!
El sabueso obedeció.
– Buen chico —le dijo Johnson, acariciándole la cabeza—. Ahora, me toca a mí.
El agente desenfundó su arma y, situándose frente a la cueva, gritó:
– ¡Policía! Suelte a la niña y salga con las manos en alto.
Hola, Carles.
Texto arriesgado el tuyo, valiente,con un título que nos pone en aviso de la interacción que sigue entre el clima, los colores, el sabueso y el agente, que le lleva a salvar a esa niña de un secuestrador o de un pederasta. Has puesto en valor las dotes del sabueso, que deja complementar su instinto, que es dócil frente a cualquier tipo de pista, venga de donde venga. Un texto original y muy bien escrito. Enhorabuena. Adeu. Un abrazote.
Gracias por poner en valor lo arriesgado de mi propuesta, Martín. Mi intención era acercarme de la manera más subjetivamente posible a un perro.
Saludos cordiales.
Creo que hasta ahora no se había incluido a un perro policía en los relatos que se han publicado en lo que llevamos de bimestre, un personaje que puede dar mucho juego, más aún si se plantea de una forma tan original como tú lo has hecho. No sabría decir por qué, pero Lincoln es un nombre apropiado para un ayudante de la autoridad de estas características. Durante mucho tiempo hemos creído el mito de que los perros sólo ven en blanco y negro, cuando parece ser que sí que distinguen colores, aunque menos que nosotros, pero el tuyo, además, se sirve de ellos, más que del olfato, para buscar rastros, para asociarlos con personas, bien por su nombre o por su aspecto.
Un planteamiento brillante y un relato distinto de un autor que es capaz de mirar más allá de lo convencional.
Un abrazo fuerte. Carles. Suerte
Mi querido Ángel, gracias por estar siempre ahí y por tus palabras de elogio. En cuanto a los colores, fíjate que mi propuesta iba un poco más allá: no es que el perro vea en colores, sino que huele en colores. Representa que percibe los olores como si fueran colores.
Abrazo grande y feliz sábado.
Curioso y magnífico tu relato. Se supone que Lincoln, en la penumbra, huele y transforma los colores que nosotros reconocemos en algo identificable para su instinto. O para el nuestro. Enhorabuena, Carles. Suerte y saludos.
Esa era la idea, sí, Jesús: Mostrar una manera de percibir la realidad en la que los sentidos se mezclan.
Un abrazo y saludos cordiales.
CARLES, original y bien llevada tu historia y la forma de contarla. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda. Me gusta mucho explorar otras formas de contar una historia.
Saludos cordiales.
…Y sin anestesia has expuesto un caso de sinestesia. Muy bueno tu relato en el que te has metido en el papel cual experimentado actor del «Actors Studio»
Un abrazo, amigo Carles.
Ah, en realidad, utilicé el método Stanislavski, y estuve varios meses trabajando el personaje 😉
Abrazo, Isidro.
¿Que buen relato! atrapa sin dudas, es diferente sobre todo en ese final
Me encantó!
Un abrazo y suerte.
Gracias, Moli.
Otro abrazo para ti.
Por la senda de los olores nos conduces por tu historia haciéndolos visibles bajo la luz del título.
Tremendamente ingenioso ese enfoque subjetivo de un rastreo que nos pone en la ruta de tu historia subidos al olfato del sabueso.
Me ha encantado, Carles. Los matices del color proporcionan un ritmo impecable a una historia magistralmente delineada.
Un grandísimo relato, si señor. Enhorabuena.
Un fuerte abrazo.
Una vez más, gracias por tu generosidad a la hora de comentar mi relato, Antonio. Siguiendo en modo sinestésico, saben a luz.
Abrazo, compañero.
Me encanta como has construido la historia policíaca a través del color rosa, jugando con cada uno de sus matices, y el «cabo» Lincoln, como protagonista imprescindible para un desenlace feliz.
Saludos cordiales, Carles
a
El cabo Lincoln es un fenómeno y se merece una medalla, ni que sea hecha de galleta.
Un beso, María Jesús.
Me gusta, es diferente, es curioso, es fresco, es..guau…un buen micro.
Un abrazo.
Y tú eres muy amable, y gentil, y generosa, Paloma.
Abrazo.
Lo más curioso de todo es lo fácilmente que se entiende. Esos colores repetidos en ráfagas de tres y todos entendemos a la perfección que se trata de seguir un rastro, que son olores…
Felicidades, Carles.
Suerte y un abrazo
Muchas gracias, Anna. Me complace mucho tu comentario porque, ciértamente, el concepto de sinestesia sensorial es difícil de explicar.
Abrazo.
Una amalgama de colores y sensaciones que pasan desapercibidas a los humanos, pero que para el perro es un rastro inequívoco. Originalísima propuesta tu relato arcoíris, Carles. Enhorabuena y suerte.
Fuera de nuestra antropomórfica manera de entender la vida, también caben otros mundos en los que los olores son colores.
Gracias, Salvador y un abrazo.
Todo dicho Carles. Un texto difícil. Muy bien logrado el relato, los diálogos y su desarrollo olfativo.
Felicitaciones
Muchas gracias, María, por tu generoso comentario.
Saludos cordiales.
Me ha gustado mucho tu texto, Carles, con esa intercalación de colores. Es diferente a los demás. Colores y olores que para un perro son pistas seguras y le llevan sin dudar hasta la cueva.
Muy bueno. Un besazo y suerte.
Celebro mucho que te haya gustado el relato, Olga, y que pongas en valor su carácter distinto.
Besos.
Carles, has arriesgado con tu propuesta y te ha salido un micro redondo. Te doy mi enhorabuena entusiasta. Eres un gran escritor (lo sabemos todos).
Un abrazo fuerte.
María José, cuando escribo un relato siempre me pongo como objetivo, primero de todo, explicar una historia y, a ser posible, aportar una mirada o un enfoque distintos, aunque a veces eso me lleve a arriesgar un poco en la forma y en el fondo, por eso quedo muy satisfecho con tu comentario.
Beso.
Carles, te considero, y no es coña sino sinceridad, una de mis debilidades. Este relato no hace más que demostrar que la admiración que siento por ti esta más que justificada.
Es una obra de arte. Me gusta muchísimo esa forma de escribir que se sale de la rutina, y esa maestría con la que has estructurado la historia, con esos colores que va desvelando el rastro que va persiguiendo Lincoln, solo se le ocurre a un genio.
Veo que el uso de los colores en la narración lo utilizas a las mil maravillas. Aún tengo en mente una serie monocromática que salió de tu pluma, y que es una verdadera delicia.
Una pura obra de arte.
Un abrazo
Pablo
Ay, y tras leer tu comentario, querido Pablo, qué puedo decirte más que darte las gracias por la generosidad y amabilidad con la que me tratas.
Abrazo grande.
El instinto de los perros en increíble, son capaces de oler los aromas más tenues, la nieve, la tierra, el agua, la piel…
Un relato que encandila a pesar de la tensión y de la crudeza que nos planteas y lo lees con calma, envolviéndote en esos acertados colores.
Una apuesta fantástica.
Un beso grande Carles.
Supongo que no puedes evitarlo, Belén, pero fíjate que incluso cuando ejerces como comentarista, tu verbo es puro, adorable y exquisito verso.
Muchas gracias y otro beso grande para ti.
¡Genial!
Original forma de contarnos la búsqueda de ese perro policía, intercalando en la narración las sensaciones que va sintiendo el perro. Me uno a los anteriores comentarios sobre lo bien que se siguen esos rastros olfativos.
Ahora solo nos queda esperar que ¿negro? salga sin causar problemas y que rosa se encuentre en perfecto estado.
Un petó.
Carme.