Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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DESPALABRADOS 8. DESPALABRADOS-OLIMPIADAS DE EXPANTA, de Ana Fúster

Olímpidas de Expanta era un joven regordinto que siempre estaba trite. No era veliz poruqe le hubiera gustado tener una relación amorasa con su mejor amgiga, Hardia, una bella muejer con un precioso minuculo. Pewro ella prefería a un sirvientote guipizcoano que tenía un grandsimio monstro. Un día Olímpidas se armó de valor y mantuvo una concersación con Hardia, a la que expuso sus sentimintos. Ella lo despidió con cfrudeza, diciéndole quen nada que él pudiera ofrecerle podría compararse al grandsimio monstro del guipizcoano. Olímpidas, despitado y desvalado, a punto estaba de poner trájico final a su vida despeñándose por unas cunatas cuando apareció Melmelda, una joven sentgimental de familia acomadada quen siempre había estado enamorada de Olímpidas y wque, escondida tras un mungo, había escuchado las ásperas pallabras de Hardia. Melmelda habló así:
-Oh, Olímpidas, no debes entristecerete. Yo te amo desde la primea vez que te vi, eres un joven tiernmo y fanástico, premíteme que te dé un abarzo fujerte y pronto te haré olvidar a Hardia.
Cuando Olímpidas la rodersó con sus brazos se dio cuenta de que Melmelda tenía unas esupendas nuchas que le hicieron olvidar el precioso minuculo de Hardia para siempre. Y aquí se acaba la hirtoria.

Alucina clínes.

11 Responses

    1. Por eso digo, Antonia, que las nachas de los leopardos, que esos también las tienen bien esupendas por la cantidad de ejercicio que hacen corriendo. Es más, de las mejores nachas del mundo, esto sin ir en demérito de Memelda.

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