13. CITA DE TRASNOCHE (Mariángeles Abelli Bonardi)
Cuando se apaga el último foco, abre el carromato donde despunta su frustrada vocación de chef.
Despacio, con parsimonia, deshilacha la pechuga del pavo. Han comenzado a llegar, y ella le pone la oreja a las cuitas mientras todos retiran su vianda:
Sopa para el tragasables, que está hastiado del regusto a metal.
Isla flotante para el trapecista, porque aún le pesa el atracón navideño.
Niños envueltos para los siameses que intentan, sin éxito, practicar el desapego.
Y entonces llega él, pura sonrisa y estrella en el ojo, a buscar la suya…
Más tarde, cuando haya cerrado el carromato, cepillará su pelo, trenzará su larguísima barba y le dará a probar en la boca, ya despintada por los besos, esa receta en la que tanto se ha esmerado: Torta Paradiso.
Tu protagonista sabe dar a cada uno el alimento que más necesita, de forma personalizada. Me encantan esas recetas que existen y en mi ignorancia no conocía, como «isla flotante» o «niños envueltos». Los personajes son de lo más variopinto, como corresponde a los trabajadores de un circo, comenzando por esa aspirante a chef. Nunca hubiera imaginado que los besos de una mujer barbuda supieran a Torta Paradiso, pero para eso estabas tú, para contarlo tan bien como lo has hecho.
Un texto con grandes detalles y con el que se disfruta.
Un abrazo grande, Mariángeles. Suerte para este relato, que la merece y, aunque creo que ya te lo dije, también para el año que acaba de dar sus primeros pasos.
Aparte de tus siempre pormenorizados y considerados comentarios, me encanta, ÁNGEL, lo bien que «haces los deberes». Tanto la isla flotante como los niños envueltos son platos muy tradicionales aquí en Argentina, y me serví de ellos, junto a la Torta Paradiso (que saqué de mis recetarios de Blanca Cotta, una cocinera famosísima por estos lares), para darle qué cocinar a mi mujer barbuda aspirante a chef, que por lo visto cuida no sólo de los estómagos sino el corazón, propio y ajeno.
Me encanta que hayas disfrutado mi propuesta para este comienzo de año. Yo te mando otro abrazo a vos y te deseo suerte con la tuya (aunque, entre nos, creo que no la necesitás porque los dioses te sonríen, jaja).
Besotes,
Mariángeles
Mariángeles, simpaticos personajes que llenas de personalidad y encanto. Bonitas imagenes. Suerte y feliz año
¡Muchas gracias, CALAMANDA! Me complace que sean de tu agrado. Suerte y feliz año para vos. 🙂
Mariángeles
Hola, Mariángeles.
Un texto coral, como no puede serlo menos hablando del chef y sus platos. Nos los sirves en bandeja de plata. A cada cual según sus necesidades nutritivo-anímicas. Mejor dicho, los emplata la mujer barbuda, eterna atracción de circos y feriantes. Al payaso, seguramente su amor, le reserva la especialidad de la casa, la Tarta paraíso, quizá para que olvide por unos momentos, tras la sonrisa, «esa contenida ansiedad de quien se sabe injusto» Eduardo Mendicutti, «Primer asalto». Para que la olviden ambos al amor del dulzor.
Enhorabuena, me encanta el texto.
Un beso trasatlántico y feliz todo para ti siempre.
Hola, EDUARDO. Me encantó eso de «necesidades nutritivo-anímicas» porque es muy cierto: esta mujercita, tan barbuda ella, le da a cada uno lo que necesita, especialmente a ese payaso que tan caro es a su corazón…
Gracias por la cita de Mendicutti, no la conocía.
Y me encanta que te encante el texto.
Otro beso transatlántico para vos,
MAB
Todo un tratado sobre cocina y psicología.
Guau, EDITA… ¡Cortito, conciso y al pie! Creo que si yo lo hubiera tenido que definir, no lo hubiera hecho tan bien.
Muchas gracias por tu valoración. 🙂
Cariños,
Mariángeles