133. La carrera (Marta Trutxuelo)
Ella aparta la mirada, él percibe su tibieza; el sol del mediodía anuncia la hora de ponerse en marcha. Ella va un paso por delante, atenta. Él la sigue, confiado. Han llegado. La carrera va a comenzar.
Ella ha llegado la primera, exhausta, pero ligera; demasiado ligera; una vez más, mira hacia atrás. Él no está. Vuelve la cabeza hacia adelante, a un lado, al otro, da vueltas en círculo. ¡Él no está! De su garganta se escapa un gemido largo, agudo y desgarrador. Los demás participantes acuden en su ayuda. Está sola. ¿Y su pareja? Mientras organizan una batida de búsqueda ella ha desandado los pasos del recorrido. Observa a su alrededor, mira cada recodo, estudia las curvas… y en un repecho encuentra el dorsal. Se desliza bajo el talud y allí está él, tumbado, parece dormido. Ella no se aparta de su lado. Él despierta y le acaricia el pelo.
– No puede subir, lo siento —rechaza el conductor de la ambulancia.
– Es su compañera. Hoy ha ganado algo más que esta carrera —dice el organizador del canicross, ayudando a subir junto al herido a su perra-guía, radiante con su banda ganadora en el lomo.
Hola, Marta.
Un cuento que pone de manifiesto, porque es verdad, la superioridad femenina, con su generosidad: ese desandar lo avanzado para interesarse por su compañero. Y es que ganar a cualquier precio no vale. Me ha emocionado tu relato. Mi muy enhorabuena. Besos.
Aparte de emocionarnos con tu texto (Eduardo se me ha adelantado al denominarlo cuento), consigues que nos interesemos por este deporte. Yo, por lo menos, ya he buscado información en google. Me ha gustado, Marta. Un saludo y suerte.
Bonita historia, Marta. Un deporte en auge, por lo que parece, y lo será aún más porque aúna espíritu deportivo y amor por los animales.
Un abrazo,