135. Comportamiento animal
Cuando abrió la puerta, yo estaba que no podía aguantar más: tenía la vejiga a reventar. Salí del maletero de un salto y eché a correr. Oriné en el tronco del primer árbol que encontré. ¡Qué alivio! Cuando terminé, miré alrededor y advertí que me encontraba en medio del campo. Busqué al amo con la mirada, pero no le vi. Sin duda se había quedado junto al coche. Volví brincando al sitio donde había aparcado. ¡Se había ido! Sin duda al amo le había avergonzado mi comportamiento y me había dejado allí como castigo. Ladré de pena. Ladré pidiéndole perdón.
Hola, Plácido.
Pobre perro, pide perdón cuando va a ser abandonado. Ya podía el amo tomar nota de la educación y sentimientos del can. Pero los humanos sí que somos animales, seguramente los peores. Texto denuncia que me gusta. Un abrazote.
El pobre perro no parece comprender lo que le ha pasado. Lo mismo que nosotros cuando escuchamos o leemos las estadísticas sobre abandono animal, que no nos las podemos creer. Suerte, Plácido. Saludos.
Claro que no lo comprende, la realidad a veces es tan inusualmente clara (y perversa) que cuesta aceptarla. Es más, se siente culpable y le falta tiempo para pedir perdón intentando él mismo adivinar el verdadero motivo, en su nobleza no alcanza a imaginarlo y se vuelve loco haciendo cábalas. Real como la vida misma.
Muy revelador ese principio que dice ‘salí del maletero’… ufff… ¿encierra al bicho en el maletero, obligándole a pasarlas canutas durante horas, y luego lo abandona? Eso es premeditación y alevosía, sólo le falta la nocturnidad.
Muy bien escrito, usando solo la mitad de las palabras. Genial, me ha gustado mucho. Salu2!!
Qué tristeza, qué dolor el comportamiento humano de este buen relato.
la ingratitud es siempre un hierro candente. Me gustan también las frases cortas, determinantes.
Felicidades y suerte.