DIC105. AQUELLA NAVIDAD, de Enrique Moreno Martínez
Mamá olía a turrón y, cuando nos sentábamos a cenar en la mesa del comedor la Nochebuena, yo le escarbaba el bolsillo en busca de algún trocito de mazapán que traía de la fábrica. El abuelo afinaba la botella de anís a cada trago que le daba mientras mamá servía el pollo. A mi hermana le daba pataditas bajo la mesa para chincharla. Son algunos recuerdos que me marcaron aquella Navidad. Ver a mi padre borracho intentando trepar por el árbol de Navidad para levantarse y posteriormente sentarse en la mesa insultándonos y pegando a mi madre y a mi hermana…
Siempre he querido inmortalizar aquella escena, aquella última Navidad que pasé con mi padre. Pero ya no es lo mismo. El abuelo, sus cenizas las tengo metidas en la botella de anís que nunca llegó a afinar. Mi hermana sigue pateando, amordazada, queriendo gritar, intentando decir que estoy loco, pero no lo estoy, con los ojos rojos como cuando lloraba al darle un puntapié fuerte bajo la mesa. Y mamá ya no tiene turrón en su mandil, ya no huele a yema tostada ni a mazapán. Es difícil ponerla erguida en la silla, tal vez hubiera sido mejor incinerarla a su muerte como al abuelo. Entonces, cuando todos callan, junto las manos y rezo para bendecir la mesa; y grito, como cuando era pequeño, que las Navidades sin papá, si son posibles.
Una historia navideña tétrica y diferente. ¡ufff!…escapo ahora mismo…¡jejejeje!
Recibe mis saludos
Nadie querría estar allí más de dos segundos.
Hay tantas navidades posibles…
Un saludo
Gracias Ana. Lo llamaré esta mañana para ver si hacemos un corto 😀
Un saludo
Tiene imágenes muy logradas y potentes este micro, pero si me permites una opinión, está un poco confuso. Se mezclan las escenas, igual te da para algo más largo y puedes completar esa escena con el padre borracho que me resulta interesante.
Un abrazo
Lo he dejado así para que cada uno piense lo que pasó aquella Navidad con su padre, que en el fondo puede ser el causante de todo.
Gracias por el comentario 🙂
Un saludo.
Uff, otro relato gore. Muy bien narrado nos lleva de la mano a este tipo que seguro que se merece carbón. Me han gustado las imágenes y acciones de la familia. Venga, suerte.
Gracias Ximens. Sí, se merece carbón, pero para que arda junto a él.
Un saludo
Has escrito un cuento sólido, nos conduces a través de la línea que separa la realidad de la ficción con suma elegancia, y cuando nos tienes más atentos, haces un giro, una pirueta y caes, como los buenos gimnastas, de pie, sin titubeos. Me ha gustado mucho.
🙂
Gracias Paloma por el comentario.
Un saludo
Madre mía, Henry, que mal cuerpo me has dejado. Inmortalizar la nochebuena, pero a rajatabla, lástima que el padre, por lo visto, se libró…
Un abrazo,