Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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DIC95. NO ESCUCHABAN, de Calamanda Nevado Cerro

Después de aquella Navidad de niño, nunca más guardé fila para  pedir regalos a Papa Noel. Solo minutos después de prometérmelos me encontré arrodillado  junto a él, y cercano a un vendedor furioso. Me regañaban señalando una torre caída; formada por  valiosos frascos de perfume derramados por mi primo. No debía temer, no había  sido yo pero… era el sospechoso; los cristales resplandecían a mi lado  por los confines del suelo. Desee volverme trasparente.
Llamé muchas veces al autor, seis años mayor que yo. –Viene enseguida-  les decía tartamudeando.- Imploraba. Gritaba. -¡Alejandro, ven! ¡Cuéntaleeees lo de tu  trompo contra   los frascos de coloniaaaa!- No escuchaban. Santa, y el empleado solo hablaban de policías y pagarlo todo. Lloraba cuando… entre lágrimas, vi girar su trompo por el aire.  Detrás, con ese  cordón tan largo en la mano, él sonreía; ni advirtieron que corría hacia la salida. No atendían mis explicaciones; repetían muy enfadados -Las cosas no suceden porque si… hiciste  una gracia ¿verdad? ¡Y tus padres! – Finalmente señalé. Allí. Me acercaron del brazo.  Como nos aguardaban  a los dos, al verme llorar tanto, y llegar solo; gritaban  enloquecidos al dependiente y a Santa; pero  tampoco los escucharon;  entonces los detuviero

35 Responses

  1. Pagar los platos rotos, mientras el «Bueno» de Santa se convierte en acusador, las razones de un niño no son válidas para quienes se sienten poderosos.
    Un abrazo y suerte.

  2. Anonymous

    Emotivo relato, Calamanda!

    Se transmite perfectamente la impotencia del niño, la angustia, el temor… ante la situación de haberle endosado una culpabilidad injusta y ante la reacción también del «bondadoso» Santa (cae, junto con los perfumes, un mito: papa Noel se hace humano).

    El final queda un poquito enrevesado… además se te ha cortado la última palabra, no?? Quizá pelín atropellado por querer acabarlo, puede ser???

    Pero lo demás, como te digo, me ha gustado esa idea de la indefensión de ese niño, parece que pierde la inocencia ante ese Santa acusador además…

    Mucha suerte!!!
    Un abrazo
    Marta

  3. SOTIRIOS

    Calamanda , una historia que podría pasar exactamente igual. Me gustó mucho tu relato, un fuerte abrazo amiga, te deseo unas felices fiestas, Sotirios.

  4. Que impotencia tan bien transmitida y que angustia. Ya habría quien denunciara al comercio por apilar frascos en torres en épocas de tanto trasiego¡que peligro y que poca cabeza!
    Suerte, calamanda y tranquila Navidad.

  5. Mª Carmen

    Calamanda, describes muy bien la desilusión y la angustia de un niño y lo tercos y brutos que pueden llegar a ser los adultos. Me ha gustado mucho. Ah, ¡y qué cara más dura la del primo!. Este mes las dos hemos puesto «bien» a los primos en nuestros relatos.
    Una abrazo y feliz año.

  6. O de como las ilusiones son maltratadas por el dinero. Normal que no olvidará aquellas navidad. En fin, sospecho que a sus padres tampoco se les olvidó. Venga, que tengas suerte.

  7. Anonymous

    Un retrato vívido de los terrores y culpabilidades infantiles frente a la hipocresia tan habitual de los mayores. Me gustó tu relato.

    Un saludo de Félix Valiente

  8. Inés Z*

    Calamanda, pobre niño. Creo recordar que tu anterior relato también trataba sobre un niño que no lo pasaba nada bien. Un niño debería estar siempre rodeado de mucho amor, hay tantas cosas que pueden traumatizar una mente infantil.

    Mucha suerte con el cuento.

    Felices Fiestas!!!

  9. Calamanda, buen relato. De un plumazo echas por tierra la imagen de bondadoso de Santa Claus. Quizás las cámaras de seguridad les dieran la razon mas tarde pero el daño para el niño ya estaba hecho.

    Saludos y Feliz Navidad

  10. Jesús Alfonso Redondo Lavín

    Buen relato. Recuerdo situaciones similares. Mis amigos quemaron la bandera de España de la escuela. Me encontré con mis 8 años entre los acusados. En aquella época era como un sacrilegio.
    ¡Qué angustia! y mi padre era «rojo».
    Feliz año.

  11. Calamanda Nevado

    Enmascarado, gracias. La infancia está tan llena de situaciones que, de una forma u otra, continuamente nos mueven alegrías y situaciones como estas.

  12. Buen micro, mejor historia, casi me veo yo mismo en una de esas veces en que mis hermanos mayores hicieron la «trastada» y yo sufría el castigo al ser (según ellos) el más tonto.
    ¡Mucha suerte Calamanda!

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