49. CUANDO DESPERTÓ, LA RANA TODAVÍA ESTABA ALLÍ
Un joven de ojos saltones se ha querellado contra una catedrática de biología que lo besó dulcemente en los labios. En su comparecencia ha manifestado que, érase una vez, estaba él descansando sobre una piedra al borde de un estanque, y en eso llegó una princesa molona, le dio un beso y le hizo la cusqui convirtiéndolo en príncipe.
Que, tiempo después, la más fea de las hermanas ninfómanas de la princesa, aprovechando una ausencia de ésta, se lo llevó a su aposento, se desnudó, lo desnudó, le dijo bendito cetro regio tienes, lo cogió de ahí y tiró hacia ella, le dio un beso con lengua, él recuperó entonces su estado natural, escapó de palacio por una gatera y, saltando-saltando, atravesó fronteras hasta cruzar los Pirineos.
Pero que, hace pocos meses, un día, con el alba, junto al lago al que había llegado surgió de un iglú de nailon la señora bióloga desperezándose, y al verlo se le cortó el bostezo, fue despacito hacia él, lo acunó entre sus manos, le susurró ejemplar único de batracio, lo besó en los labios con dulzura, y ahora es un ser transgénico que no consigue encontrar trabajo ni como hombre rana.
VICTOR, qu es buena tu historia llena de recobecos y situaciones. Suerte y saludos
Jajajaaa, que divertido!! Para el pobre batracio no, desde luego, con lo contento que estaba a su aire!!
Un besote