54. A Pepi, guía en Moguer. (J.A.Redondo Lavín)
De la mano de tu recuerdo, Juan Ramón Jiménez Mantecón, sí, de los pasiegos Mantecón, he paseado por tu pueblo. Ha sido a finales de este invierno, en un día de golondrinas nuevas en el que la luz de Moguer reflejaba el cielo limpio en las aldabas de latón pulido de los viejos caserones. Por todas las plazas estabais, erectos en bronce o en láminas de hierro, tú, Platero y tus coetáneos de las páginas del Nobel andaluz. En el museo, pasó revista Pepi, la de los Gallinato, a los barcos de papel de tus escritos; aquellos folios de letra difícil, en clave, que solo Zenobia, su Gala amada, sabía descifrar.
Hasta que nació aquel burro de algodón, conocíamos tu puerto como el de las tres carabelas; hoy parece tener más renombre la armada de veleros de poesía y galeones de prosa que tu mente hipocondríaca lanzó a la mar. Se diría que aquel pueblo, que no te comprendía y que te repudiaba, hoy es solo tuyo.
Ayer arranqué una hoja de aquellas adelfas que Juan Ramón plantó en la Residencia de Estudiantes madrileña. Como marcapáginas ha quedado junto a la golondrina: “Ahí la tienes ya, Platero, negrita y vivaracha…”
Hola, Jesús.
Un texto con J.R.J. presente ya tiene mucho ganado. Si está muy bien escrito, da dos pasos más al frente. Y si se afana en devanar la nostalgia este J.R.J. Mantecón, con las armas que utiliza, la batalla está ganada. Me ha gustado mucho. Fue un placer poder conocerte personalmente, un honor y, nada, quedo a tus órdenes. Un abrazote.
Un relato muy trabajado, además de espléndidamente documentado. Se nota el cariño que le has puesto, el impacto que, intuyo, debió de producirte la visita a la casa museo de Zenobia, en Moguer, tanto que has dedicado a su guía, Pepi, que debe ser excepcional, un texto en el que la equiparas nada menos que con un premio nobel, su vida y su personaje más carismático. Si alguna vez voy por Moguer no dejaré de visitar ese lugar y, desde luego, recordaré este texto y te recordaré a ti.
Un abrazo, Jesús. Suerte
No sé si te anima oírme decir que este paseo por Moguer es lo mejor que he leído de todo lo que vas escribiendo por ahí. No sé si te lo tomas como que esto es muy bueno o que lo que nos vas soltando anteriormente no lo es. Solo decirte que me has recordado tanto a Juan Ramón que me parecía estar leyendo el libro de Platero que cayó en mis manos cuando empezaba a leer libros de esos que te llenan la imaginación y los sentimientos. Era ya un jovencito cuando aquellas páginas llenas de dibujos a plumilla con Platero disfrutando de su comida de margaritas me hicieron desear ser escritor y artista para siempre. Me lo has recordado y me he puesto a leerte otra vez con la misma ilusión. Y esos momentos te los tengo que agradecer. Gracias chaval. Y sigo esperando más.
Jesús Alfonso, precioso homenaje a Juan Ramon Jimenez y su obra cumbre. Suerte y saludos