DIC78. AQUELLOS NIÑOS DE VIENTO, de María Rojas
En el mes de diciembre, al ritmo de los buenos vientos, los niños de grandes ojos cuajados de asombro elevan globos de frágiles papelillos y largas colas de trapo. Los globos, inflados de ilusiones se encumbran entre sonoras risas. Mas a pesar de los festivos aires, los niños barrigones y de grandes ojos se quedan clavados en la tierra.
La imagen es mágica y descorazonadora.
Saludos.
Soñar es más barato que vivir. Precioso título y mucha historia en pocas líneas. Esos niños , o sus cruces, clavados en la tierra, cierra con mucho dramatismo el micro.
Un abrazo y suerte.
Desafortunadamente, vengo de esas tierras de niños inflados de viento y de ilusiones, más que nada en la época de Navidad.
María Rojas
Lo triste es que más que nunca, en estas fechas son más ignorados aun.
Besicos muchos.
Este relato también está entre mis preferidos…
Suerte.
No llego al significado del cuento, problema mío, sin duda. El caso es que me gusta lo que cuentas. Venga, que tengas suerte.
Debo releerlo más veces para entenderlo. Yo que estoy sobrada de peso, no quisiera dejar de volar en aires festivos.
Recibe mis saludos.
María, me arrancas unas lágrimas con esos niños de viento. Tu relato tiene unas imágenes muy, muy potentes y en muy poco dices muchas cosas. La expresión «clavados a la tierra» resulta tremendamente desesperanzadora y sugiere( a mí me lo ha parecido por lo menos), que el destino ya está marcado para ellos. Es verdad que el mundo se olvida de estos niños a diario y sobre todo en Navidad, cuando a la gente se le va la olla con las cenas y el despilfarro.
Me ha gustado mucho. Un abrazo.
Precioso micro, María. Sin duda impactante. Y más en estos días de excesos y derroche. ¿Nunca aprenderemos? Me gustan estos relatos reivindicativos. Significa que aún tenemos los pies en la tierra. Un abrazo, María y esperemos que el año que viene seamos más conscientes de las situaciones deplorables que permitimos que ocurran, para corregirlas.
Amigos del blog. Soy pesimista y pienso que nos falta mucho para que haya niños que puedan volar con sus ilusiones.
Buen año. María Rojas