DIC70. DESPUÉS, DEJÉ DE CREER, de Asun Gárate Iguarán
Aquella Navidad mi hermana pequeña se perdió. Entre la muchedumbre que presenciaba la cabalgata. Su mano se soltó de la mía y no pude volver a cogerla. La busqué entre las piernas de la gente. Me metí en el desfile y corrí junto a las carrozas, gritando a los Reyes, a los pajes, que se me había perdido mi hermana. Me lanzaron caramelos sonriendo con sus barbas y sus caras tiznadas, con sus espléndidas coronas y turbantes. Uno de los camellos casi me tiró al suelo.
La cabalgata siguió su camino dejando un rastro de golosinas y caca de burro. La multitud se fue dispersando hasta que no quedó nadie más que yo.
Esa noche hizo mucho frío. La ventana de mi habitación se empañaba y tenía que frotar el cristal con la manga del pijama. Les había escrito otra carta a los Reyes Magos, que mis padres se llevaron para entregársela antes de acudir a la policía. Ya no quería la caja de Magia Borras, la escopeta de Daniel Boone y el madelman. Les pedía que me trajeran a mi hermana.
Y miraba al cielo rezando para que encima de nuestra casa se posara la estrella que los guiaría.
¡que desepero del niño!, su hermana regresará con la estrella de los Magos.
Bueno, bueno, parace que el título cierra el micro y que por desgracia la niña se esfumó para siempre. Me gusta esta idea que has escogido, en todas las familias se ha perdido alguna vez un hermano. Y se pasa FATAL, creo que fue la primera vez que experimenté la angustia.
Un abrazo.
Muy buen relato. Sin el título estaría incompleto. Me ha gustado cómo lo has planteado y resuelto. Suerte.
Está muy bien escrito, creas angustia en los primeros párrafos y los haces muy visuales. La reacción de olvidarse de los regalos, en sentimiento de culpa, y el pedir a los reyes, un acierto. Final abierto, para que el lector elija el final o el anunciado en el título, que aporta mucho al relato, la parte no dicha. Venga, suerte.