91. Los peligros de la frontera
De la jungla del mundanal ruido huyo y sigo una senda de orígenes primitivos, buscando una esencia ancestral que presiento. Escribo de los moranis, esos aprendices de guerreros masái que, para llegar a serlo permanecen sobreviviendo largo tiempo en lo salvaje. El que avanza por el norte, oculto entre la maleza, parece preparar un ataque felino, y se arrastra sigiloso por la orilla del río. El del sur, deja ver su cerbatana camuflada en el vaivén de los árboles.
Se preparan para un ataque épico, definitivo, ritual. Dos mundos encontrados. Mi pluma está expectante, absorta en la percusión y los gritos guturales lejanos, atrapada en mi pasión por los territorios tribales y vírgenes, fascinada por el silencio en los enredos de la ficción.
Pero la intriga, ahora, se convierte en horror: se ha clavado en mi hombro la humedad aguda de un dardo y huellas mojadas me persiguen por la casa.
Nos introduces hábilmente en un ambiente exótico e intrigante de forma que casi sentimos el peligro que puede suponer esa fuerza juvenil indomable en su griterío y, también, esa humedad que al final deviene en terror. Me ha gustado, Antonio Javier. Un saludo y suerte.
Antonio, se palpa el ritmo y la originalidad del ambiente. Suerte y saludos
Gracias, Calamanda, por tu comentario perspicaz, por haber observado algo que he intentado cuidar: el ritmo.
Gracias, Jesús, por tu comentario. Como siempre, el primero. Digamos que me apetecía escribir un micro en clave de terror y salirme un poco de lo publicado aquí hasta ahora. Un saludo y gracias de nuevo.
Exquisito. Demostrando que el premio del año pasado no fue casualidad. Enhorabuena
Agradezco tus palabras, Arantza, y enhorabuena a ti también por
tus «Musas»¡¡Gracias, compañeira!!