DIC54. EL BELEN, de Maricarmen Brun Martín
Cuando yo era pequeña y se aproximaba la Navidad, un gran trasiego invadía toda mi casa: había que montar el Belén.
Subíamos al lavadero a por todo lo necesario y lo íbamos depositando en el comedor: tableros, rollos de papel azul para el cielo, de plata para las estrellas, montones de cajas y un enorme saco con corchos. Los abuelos traían del pueblo ramas de olivo, musgo, y algunos madroños.
Mis padres eran los encargados de montarlo y mi trabajo se reducía a ir abriendo las cajas para disfrutar, sorprendida, de su contenido.
Entre montoncitos de paja iban apareciendo: mama cerdita con sus cochinitos, mama pata y sus minúsculos patitos, la vaca con los terneritos, casitas, un puente…
Entre los personajes… algún pastorcillo mutilado.
Y por fin los protagonistas: S. José, la Virgen, y el Niño.
Pero lo que de verdad me fascinaba era la estrella ¡cómo brillaba aquella estrella!
Una vez organizado todo y llegada la Nochebuena, nos reuníamos toda la familia alrededor del Belén a cantar villancicos…
Todos los seres queridos que hacían posible estas vivencias, se esfumaron con el paso del tiempo, pero cada Navidad, prendidos en mis recuerdos, regresan a mi lado.
Lindo relato lleno de añoranza. En Navidad es cuando más necesitamos las personas que marcharon.
Saludos y suerte Mari Carmen.
Gracias por tu comentario Yashira, es una suerte poder añorar una infancia feliz, muchas personas no pueden hacerlo.
Me encantan tus relatos, en relidad disfruto mucho con este blog se ha convertido para mí en una adicción.
Un abrazo
Que bello renacer a los que ya no están.
Qué momentos emocionantes, estos de Navidad, cuando toda la familia se reune alrededor del belén y canta villancicos. Me ha encantado tu relato, Maricarmen. Felices Fiestas.