DIC44. SECUESTRO, de Maria Estevez
Me gustaba observar a los gatos en el tejado. Se reunían cada noche después de la cena para departir placidamente en su idioma gatuno.
Laila la gata más hermosa, lamía sus patitas acicalando su mullido pelaje.
Un día por navidad siendo un niño, me pregunté qué había sido de Laila, aquella hermosa gatita presumida. El abuelo había vomitado la cena y yo había encontrado el collar de la minina en el patio, cerca de la cocina de mamá.
Ay, no! Pobre Layla, qué crueldad con la hermosa minina! A pesar de que adoro los gatos, me ha gustado :). Cariños.
Gracias, Zoe
Un abrazo
Maria Estevez
Una nutritiva Layla, jejej. Gracias «mestaco». salu2 nacho
Gracias, Nacho
Saludos
Maria Estevez
Ay, me temo que eso es algo más que un secuestro, pobre Laila, y uf, necesitar hacer algo así para preparar la cena de Navidad, denota una pobreza que no se expresa en el cuento, porque si el movivo fuese otro, prefiero no imaginarlo.
Suerte María, me dejaste pensando…
Gracias por pasar y comentar, Yashira
Si, a veces suceden esas cosas
Maria Estevez
María, creo se nos has revuelto el estómago como al abuelo de tu historia. Lástima que la única carne que se pueda permitir esa familia sea la de la gata: triste mensaje de privaciones.
Un beso.
Amparo Martínez Alonso
Son tantas las privaciones y las crueldades..
Gracias por tu comentario, Petra
Abrazos
Maria Estevez
Maria, mejor no pensarlo demasiado. Suerte. Un saludo y felices fiestas.
Gracias Calamanda
Felcides fiestas a ti también
Me gustó. El pavo de los pobres. Mostrar más que decir, ese es el secreto. Venga, que tengas suerte.
Gracias!!
Maria Estevez