10. MEJOR SÓLO HOMBRE
Cuando nacimos, la matrona advirtió que llorabas con súper llanto. A los cuatro años, avanzaste tres cursos por superdotado. De adolescente, la profesora de Física Nuclear se rindió a tus encantos, mientras las alumnas la odiaron para siempre al haber conquistado tu súper belleza. Con veinte, triunfaste en el reality «Superhombres», y una Central de Inteligencia contrató tus superpoderes, para que protegieras a la humanidad de amenazas potenciales.
Pero ayer, harto de tu súper existencia, decidiste que todo debía terminar. En tu último vuelo regresaste, y allí, en la playa de nuestra infancia, me pediste que te librase de tu capa roja, mientras disfrutabas comprobando cómo los dedos de tus pies ahondaban filas de pespuntes regordetes sobre la arena húmeda. Cuando escuchamos el crascitar de las gaviotas, inspiramos una bocanada de salitre, para dejar que los bodoques de espuma, arrimados por el oleaje hasta la orilla, nos hicieran cosquillas en los tobillos, y te despojé del traje azul, acuciado por los temblores, por la desnudez, tras manifestársete la vergüenza privado de tu antifaz de súper visión. Sólo entonces te sentiste feliz, lo clamó tu sonrisa, por dolerte el frío del océano en el estómago, como a cualquier humano.
Creo que todos entendemos a tu protagonista. De qué sirve ser el mejor en todo si al final lo que da sentido a nuestra vida son esas «pequeñeces» como la que nos muestras. Y poder disfrutar de los recuerdos, claro. Ante eso que se quiten todas las supervisones, supervelocidades y superfuerzas. Suerte, Ton. Saludos.
Hola Jesús.
Preparamos a nuestros hijos para que sean los mejores en todo, casi súper niños, súper adolescentes, sin darnos cuenta de lo que en realidad importa. Los años pasan y sale a la luz la INFELICIDAD.
Yo, sin embargo, estoy feliz con tu lectura.
Abrazos,
Ton.
Cuando todo está al alcance de tu mano, sin esfuerzo, deja de tener valor. La vulnerabilidad y la debilidad humana hace que valoremos la grandeza de vivir. Muy bueno, Ton. Abrazos y suerte.
Hola Salvador.
Tú acabas de mencionar la palabrita mágica: «vivir». El que no lo haga acabará arrepintiéndose. Un giro a nuestra vida, puede suponer disfrutar de ella.
Un fuerte abrazo y muchas gracias por el comentario.
Ton
No sabemos cómo sería la psicología de un superhéroe, ya que solo existen en la ficción, pero si conocemos que ser diferente entraña dificultades. Igual que una desdicha continua ha de resultar insoportable, tener todo demasiado fácil tampoco debe de ser plato de gusto. Como alguien dijo, al final los extremos (que no los extremeños) se tocan. Una vida sin lucha, sin ideales, sin semejantes, carece de alicientes.
Un punto de vista original, Ton.
Un abrazo
Hola Ángel. Muchas gracias por comentar. Tú siempre estás ahí.
Hoy tenemos una prisa excesiva por experimentarlo todo cuanto antes, y a tope. Alguno se convierte en viejo cumplidos los 22.
En ocasiones, lo más trivial puede hacer que nos sintamos súper.
Un fuerte abrazo,
Ton.
Hola, Ton.
Me gusta el texto en el fondo y en la forma, y su título, de lo más acertado porque entiendo es la conclusión que invita a releer la propuesta y donde se encuentra la pimienta y la sal, la esencia muy bien condimentada. Lo poco gusta, lo mucho cansa. Ser tantas veces tanto tiene por fuerza que resultar agotador hasta para un superhéroe. Y, de cualquier manera, siempre anhelamos no ser como somos. Mejor ser otra cosa, aunque solo fuera para variar. El superdotado héroe se vuelve de carne y hueso, se humaniza y esto le hace feliz y sonríe al sufrir la punzada del dolor.
En especial la segunda parte, el segundo párrafo al completo es de una acústica impecable, de una musicalidad soberbia, y alberga, a mi modo de ver, unos términos, unas palabras que parecen usadas por primera vez, con unas resonancias mágicas. Es un relato soberbio, en el que muestras la cara B del superhéroe por antonomasia magníficamente. Un fuerte abrazote.
Hola Eduardo. Tú sí que eres súper. Y lo mejor, no necesitas cambiar. Muchas gracias por tu comentario, y
otro fuerte abrazo para ti.
Ton.
Ton, coincido con Eduardo en su comentario. Me gusta la forma y el fondo de tu historia. Suerte y saludos
Hola Calamanda. Muchas gracias por tu lectura, y un abrazo muy fuerte.
Ton
Hola Tom. Te sigo de cerca desde que cruzamos letras en La Copa, por cierto, me encantó tu relato del saboteador circense, tenía claro que pasarías de ronda, lástima que en la segunda, un «Desliz», te dejara fuera sin merecerlo.
Tu propuesta para el tema de los superhéroes está en la linea de tus textos: titulo acertado, temática interesante y narración impoluta. Me ha gustado mucho el punto de vista del héroe cansado de serlo, hasta los más fuertes flaquean, no se puede mantener el nivel siempre y, por otro lado, ellos también necesita ser cuidados. Tendemos a cargar de responsabilidad a los que se ponen en primera fila, sin valorar, ni premiar su esfuerzo, y lo peor, muchas veces, los criticamos de forma gratuita cuando fallan. Me parece muy bien que tu héroe reclame el descanso del guerrero y se sienta descargado cuando lo consigue.
Un abrazo y mucha suerte.
Muchas gracias Ángel, por pasarte a comentar.
Un abrazo muy fuerte.
Ton
Los superpoderes están sobrevalorados, pero hay que ser un superhombre para reconocerlo.
Buen texto, Ton.
Un saludo
Tienes razón Margarita. A veces nos subimos demasiado a la parra, y no nos apetece volver a poner los pies en la tierra. Gracias por pasarte y por el comentario.
Abrazo,
Ton
Me gusta el mensaje de tu relato. No se puede ser siempre el mejor. Es conveniente relajarse y vivir, sentir esas cosquillas del oleaje en los tobillos, porque nadie es imprescindible y el tiempo pasa. Te deseo mucha suerte. Un saludo.
Hola María José. Muchas gracias por la lectura y dejar tu comentario.
Un abrazo,
Ton
Parece, amigo Ton, que a los superhéroes les falta tener un poco de «humildad terrenal» y descubrir los múltiples encantos de la vida sin poderes.
Me ha gustado mucho. Enhorabuena.
Un abrazo.
Sí. A veces nos obsesionamos con lo estratosférico, dejando al margen las cositas importantes que tiene el vivir. Un abrazo muy fuerte María José.
Ton
A veces es mejor ser un hombre normal, y poder disfrutar de la vida y sus pequeñas alegrías. Muy valiente tu protagonista que deja sus superpoderes para regresar a su estado normal.
Un saludo
Tienes toda la razón Blanca. Y no aves lo que me cuesta a veces, a mí, ser hombre y normal.
Gracias por tu lectura y comentario, un fuerte abrazo.
Ton