26. Mi super-ADN (J. A. Redondo Lavín)
Tras analizar un frotis de tejidos de mis carrilleras, un laboratorio de Ohio ha dictaminado que mi ADN muestra orígenes varios: es ibérico en un 63,6%, italiano en un 15,5%, sardo en un 5,9%, británico en un 8,6%, norteafricano en un 5,3% y el 1,1% restante procede de medio oriente.
Sin pudores, soy y somos portadores de un gen que es un verdadero héroe. Ha logrado vencer hambrunas mortales, ataques de fieras, decesos párvulos, guerras, invasiones y defensas, emigraciones, asesinatos, emasculaciones, y superado con éxito la orfandad.
Pues ahí tenéis a este super-héroe, hijo de Atapuerca, Altamira y el Sidrón; de Indíbiles y Mandonios, de Túbales y Tharsis; de íberos y celtas; de exploradores fenicios de Tiro, de bravos cartagineses, y de huestes romanas. Posiblemente también fruto violado de razzias bereberes, y también de mis queridos orígenes vascos, y más recientes pasiegos y maragatos.
No han encontrado trazas de sajones ni de bárbaros asiáticos. Mis ancestrales madres no estaban o supieron esconderse de invasores suevos, vándalos y alanos, y tampoco estaban en la costa cuando llegaron los vikingos. Y, ¿dónde están mis godos? ─ ¡Ah!, esos no se mezclaban con la plebe.
¡Super-gen, te envío en misión hacia mis hijos y nietos!
¡Honor y Fuerza!
El gen y el famoso ADN son el resultado de la herencia de muchas generaciones. Las personas van y vienen, pero ellos son indestructibles y mejoran con el tiempo. Dicen que cada cual escribe su propio destino, pero también es cierto que partimos de una base que ya desde el inicio nos condiciona. No estamos aquí por casualidad, aunque también, en parte, somos el fruto de múltiples azares e incontables luchas. No es otra cosa la vida. Siguiendo su ley, habremos hecho nuestra pequeña aportación y otros continuarán el legado. La antorcha no se apaga nunca, solo cambia de mano.
Original y trabajado relato. Un abrazo y suerte
Deberíamos instituir en ENTC un premio o un cuadro de honor para quienes sean los más asiduos lectores y comentadores de los relatos que acceden a este blog. Tú,Ángel serías,sin duda, el más galardonado. Además nunca te he leído una crítica negativa, ni mucho menos denostativa, de los escritos de los compañeros.
Muchas gracias Ángel, que Dios te conserve el carácter.
Un abrazo.
vaya, un bonito paseo por la historia recordando a nuestros ancestros. Luego todo se quedará en «ay, cuánto se parece a su padre» o » es igualito que su madre» pero en el fondo y como bien dices, tenemos una mezcla tan variopinta que nos permite ser diferentes. Muchos humanos todos diferentes pero una misma esencia, la primigenia.
Enhorabuena por tu texto y por tu vocabulario, rico y acertado.
Somos fruto del azar y de un espermatozide campeón olímpico y un óvulo que estaba allí que se intercambiaron por sorteo sus pares de genes.
Jesús Alfonso, el super ADN, cada vez mas codiciado en los tiempos que corren por empresas y cazatalentos está en circulacion, suerte con él igual que con tu original relato. Saludos
Gracias Cala, a mí ya no me toca eso para curriculum laboral.
Precioso paseo por los pueblos que han habitado por estas tierras y por otras más lejanas.
Este super gen, ha viajado mucho en el tiempo. Buena propuesta.
Un saludo
Pues mi vasco-navarrica, Mari Asun García de Baquedano Elorriaga, después de mucha insistencia mía, ha dado 100% de ADN ibérico. Es que tiene todos, pero todos, más de mil, apellidos vascos. Solo le he encontrado uno originario de Calahorra.
Gracias por comentar.