78. Epopeya
Ni Batman ni Wolverine ni Catwoman acudieron jamás a su llamada cuando los abusones de sexto le quitaban el bocadillo en los recreos. Ni cuando los matones del Cerro de la Maga llegaban con sus motos ruidosas al solar y le ponían en evidencia delante de Marlène o de las hijas del cartero, las gemelas, que lejos de asustarse se montaban en los asientos de atrás y se iban a los montones de tierra a dejarse desabrochar la blusa, a ofrecer sus besos pintados de pecado. Tampoco apareció ningún titán el día que se cayó por las escaleras. Ni siquiera el ángel de la guarda, que permitió también que su madre fuera distraída el día del accidente, que aquel hombre bebiera, que cogiera el coche, que atravesara el paso de cebra a más de ochenta. Ningún superhéroe evitó la represión en la fábrica el día de la huelga, las represalias de la empresa, el despido. Ni el todopoderoso Sindicato, que miró para otro lado para defender su establishment. Nunca encontró la heroína que vistiera entre líneas su lecho de tibieza o calmara la agonía de sus noches. Sólo una pila de cómics desgastados espera su turno en la mesilla.
Juancho, qué bien reflejas la diferencia entre la fantasía y la realidad. Una cosa son los héroes de cómic y otra muy distinta la sucesión de hechos negativos que tienen lugar, sin que nadie sobrenatural aparezca para resolverlos. Buen relato.
Un abrazo.
Sacar adelante el día a día es desde luego una heroicidad… sobre todo en ciertas latitudes, más todavía si eres una mujer o un niño. Pero no es el caso… este relato es más de andar por casa, que tampoco es fácil… Muchas gracias María Jose, por tu lectura y por tu cariñoso comentario. Yo, aunque ahora no comente, también os leo, y me encanta hacerlo.
Besossss!!
Hola Juancho, está muy bien tu relato, describes de forma original toda la epopeya que el protagonista lleva a sus espaldas. Lo de los superhéroes es cosa de ficción eso queda claro y, aunque siempre podemos esperar que alguien nos eche un cable, cada día es más difícil que eso suceda, triste, pero real.
No está todo perdido, aun quedan por ahí héroes como Ignacio Echevarría, pero no estaría de más que el protagonista de esta historia fuera aprendiendo a defenderse solo, ya lo dice la sabiduría popular: «Confía en Dios y no corras…». Buena propuesta. Un saludo y mucha suerte.
No solo Ignacio Echevarría, ahora mismo en las noticias hablaban de un surfista que había salvado a un chaval de morir ahogado y de otro joven que perdía la vida por defender a una chica de la agresión de su pareja. Estos son los verdaderos héroes, los anónimos, los que reaccionan de forma espontánea ante una injusticia o una situación de peligro… el día a día es otra cosa, aunque es cierto que muchas veces, en muchas situaciones, se necesitan ciertos superpoderes para sacarlos airosos adelante. Muchas gracias por la lectura y por tus bonitas palabras
Un fuerte abrazo!!
Dicen que la suerte no existe, que cada cual se forja su propio camino y la atrae o la repele con su propia actitud. pero eso no es cierto. Todos sabemos que hay personas que nacen de pie y otras con una especie de maldición sobre sus espaldas, destinados a vivir una auténtica epopeya impuesta, no buscada. Lo que para unos es un camino de rosas, salvo alguna piedrecilla puntual, para otros supone una lucha continua en las condiciones más adversas. Y no hay superhéroe que supere eso, porque resulta que no hay superhéroes, por eso necesitamos inventarnos, para creer que todo es posible, por eso tu protagonista termina leyendo cómics.
Una relato con poco espacio para la esperanza, pero de muy buena lectura, no todo van a ser alegrías y risas.
Un abrazo, Juancho. Suerte
Jajaja… la verdad es que el personaje me ha salido un poco gafe, lo reconozco, de hecho he estado a punto de titularlo La epopeya de un pringao, que es lo que me pedía el cuerpo, aunque al final, por no poner pringao, por no entrecomillarlo, que no me gusta mucho hacerlo, sobre todo en el título, pues se ha quedado con Epopeya, por ser políticamente correcto o no lo suficientemente valiente.
Bueno, ya me gustaría ser un poco más alegre, tener esa vis cómica que exhiben otros compañeros, pero por desgracia no me sale, aunque lo intento, lo intento en muchas ocasiones, se me da mejor el drama. Muchas gracias Ángel, ya sabes que siempre es un placer leerte, en cualquiera de tus facetas. Un fuerte abrazo!!!
Me ha encantado. Sobre todo, como has conseguido que un texto minuciosamente elaborado parezca sencillo y resulte de lectura fluida.
Muchas gracias Edita, la fluidez es una de mis obsesiones, aunque no estoy seguro de conseguirla siempre. Y además, los relatos pueden quedar mejor o peor, pero si soy minucioso a la hora de elegir cada palabra, de buscarlas el lugar más apropiado, de encontrar dobles sentidos, de jugar en fin con las palabras. Así que me hace muy feliz tu comentario. Gracias de nuevo.
Un beso enorme!!!
Juancho, me gusta tu historia y sus descripciones de cada época de la vida y ccomo se refugia en ese mundo tan particular y fantasioso. Suerte y saludos
La vida es una carrera de obstáculos y aunque a veces es bueno evadirse de ella, no creo que sea bueno refugiarnos, sino afrontarla como venga… Muchísimas gracias Calamanda. Un Beso grande!!!
Menos mal que siempre nos quedan los cómics para consolarnos, Juancho, eso y, si no bastase, la novela negra, y la vida, que es más negra aún, pero que tiene sus pequeños buenos ratos, aunque tengamos que soñarlos cuando la realidad nos los niega. Bueno, que no se qué decirte, porque cuentas verdades como templos. Un abrazo.
La realidad siempre supera la ficción Manoli… Encantado de verte por aquí… Muchísimas gracias!!!
Besossss!!
Pues sí, todo está en su sitio. Afuera de los cómics no hay superpoderes, de ellos solo se puede sacar el heroísmo.
Gracias Victoria!!!
Besosss!!!