NOV120. LA PRIMERA VEZ, de Fernando Sopeña Lopez
Arde la calle y el sol entra rabioso por la ventana del salón, es mediodía en el barrio de los Tendales de Sevilla y yo me asomo entre los rayos en busca de una breve brisa siquiera, ahora me cuesta abrir los ojos con tanta luz y entonces la veo pasar con su vestido de lunares y su pelo recogido. –Sufro por tu belleza serena- le digo, casi a gritos.
Cuando mira hacia arriba y me ve sonríe, sonríe mucho mas de lo que he visto sonreír en toda mi vida y empiezo a sentir un cosquilleo en los pies y para no caer giro agarrandome al butacón y con cara de enamorado primerizo y porque soy muy feliz les suelto a mis padres, que me miran entre asombrados y divertidos, -mama, papa, voy a ser poeta-
Y de los buenos, y gritón, je , je. Buen relato, con muy buenas descripciones, y con mucha frescura y alegría, a pesar del fuego de la atmósfera y del amor.
Suerte.
Lindo relato, es verdad que tiene mucha frescura, dentro del calor agobiante que describes. Y seguramente será poeta, pero tendrá que colocar todos los tildes…Saludos.
Ayyy, si ya se le veía venir de poetazo…
Poesía a gritos. Que poético!!
Y si no, de «arbañí» de andamio (sin acritud hacia los albañiles, que tradicionalmente soltaban los piropos más auténticos). Otra tradición que se ha llevado por delante la crisis.
Me gustó esa resolución, jeje. Muy chulo.
Un saludo
Un relato fresco (entre tanto fuego) y con unas gotas de candor. Qué simpáico el pequeño poeta.
Me imaginé que ella es la Musa, que solo el niño que va a ser poeta puede ver. Imaginativo y divertido, Fernando.
Un abrazo.
Da gusto leer breves tan grandes. Venga, suerte.