131. SUPÉRSTITE
Arriba. No te ha sido concedido el descanso del guerrero. Ni tan solo el descanso del cansado. El nuevo día se extiende ante ti como una nueva autopista al infierno (Oh, it’s only Rock’n’Roll, but I like it), o, más bien, como la autopsia de una vida que agoniza en un infierno eterno. Y mientras la cafetera anuncia su pequeña tregua humeante, moldeas, con una fuerza de voluntad irreductible, una señal. A veces, dibujas un murciélago, pero cuando ves sus alas negras acercándose, te escondes en una esquina y deseas no haber deseado. En otras ocasiones, es tu sentido arácnido el que te previene: Apártate de esa villana. No te conviene.
Abajo. Tus párpados se mueven inquietos en el convulso océano de las ondas rem. El tridente de Orm brilla en la noche oscura.
Más abajo todavía. Tu alma zozobra en un fondo sin fondo.
Arriba. Una luz en forma de sonrisa destella, supersónica, en la oscuridad y las sombras retroceden. Unos ojos de fuego y miel barren la miseria que te condena. ¡Oh, Salvación, tienes nombre de mujer!
Más arriba. Para ir al cielo no se necesita una escalera larga. Sólo que te arropen con una buena capa.
Arriba, siempre arriba, impulsado por una sonrisa que barre todas las miserias que atan al frío suelo, que salva de la soledad y eleva a lo más alto, lejos del infierno.
Un título que hace alusión a un protagonista que sobrevive, cuya fuerza o superpoder proviene de alguien que le arropa, que le rescata de ese mundo cotidiano demasiado arduo para ser afrontado por una persona sola.
Puedo decir, no exagero y no me equivoco, al decir que has cerrado este bimestre con broche de oro, con un relato lleno de buen contenido, esperanza, poesía y originalidad.
Un abrazo grande Carles. Suerte
Ahora que no nos escucha nadie, tebdiré, mi querido Ángel, que tú eres el súper héroe de los microrelatistas en general y de los entencianos en particular. La generosidad e infabilidad de tus comentarios te sitúan al mismo nivel que Superman.
Muchas gracias y un abrazo.
La vida, en general convulsa, es para muchos una sombra sólida infranqueable. No hace falta héroes que escupan fuego, una mano abierta, una capa protectora puede cambiar el mundo. Gran relato, Carles. Abrazos y suerte.