10. ¡Socorro!
Un motorista circula temerariamente por la nacional adelantando a los coches con los que se topa, hasta que, en un error de cálculo al volver al carril de la derecha, sufre una colisión frontolateral que le acarrea salir volando por los aires y sufrir un impacto mortal contra el asfalto. El vehículo del siniestro solo sufre algún arañazo y el conductor, que iba ebrio, ha salido ileso. No se le ha accionado el airbag, por lo que puede acelerar y huir del accidente. Por otro lado, el coche que circulaba por el carril de la moto, que lo ha contemplado todo y viaja en familia, pisa a fondo sin preocuparse del estado de la única víctima. No quiere problemas ni mucho menos perder tiempo de sus merecidas vacaciones en nimiedades que no son de su incumbencia. Cuando ya solo queda el motorista fallecido sobre la carretera, este, de repente, levanta la cabeza, mira a izquierda y derecha y, asegurándose de que no hay testigos, sube a la moto, arranca y huye escopetado. El muerto sabe que no dispone de seguro de decesos. Y, con lo prohibitivos que están los funerales, como para pagar también la multa por conducir sin casco.
Tres personajes, cada uno con su viaje particular, pero unidos en la misma carretera. Cada uno es esclavo de su propio egoísmo. Todos ellos incumplen de forma grave alguna norma de obligado respeto. El sentido práctico se impone sobre la debida obligación y ese trío continúa su camino para evitarse molestias, lo sorprendente es que el muerto también lo hace.
Situaciones que convergen, contadas con eficacia y detalle; formas de actuar dominadas por una psicología egoísta común a los tres personajes en un relato muy bien ensamblado.
Un abrazo, Lorenzo. Suerte
Gracias, Ángel, tus relatos son excelentes y tus comentarios sabios y de agradecer. Un abrazo.
Ja, ja, ja. Lorenzo estás creando escuela con esa ironía mágica que nos regalas en cada relato. Este es genial, y además, diseccionas el comportamiento humano. Abrazos y suerte.
Jaja qué bueno ironía mágica, me lo apunto. Me has pillado, ese estilo es mi preferido al escribir y sobre todo al leer. Mil gracias.
Jopé, esto es como lo de Pilla el dinero y corre pero cambiado a Corre, que te pillan el dinero. Nos haces ver como el común de los mortales prefiere evitarse problemas y sus consecuencias aunque seamos nosotros los causantes. Menos mal que por ahí debe quedar alguna persona, viva o muerta, que cumpla con sus obligaciones cívicas sin pensar solo en sus intereses. Suerte, Lorenzo. Saludos.
Gracias, Jesús, por tu comentario. Como ves ya no se libran de cumplir las leyes ni los muertos. Saludos.
Hola, Loren,
Un micro frenético, pero que narra el mal que nos aqueja a todos los habitantes del siglo XXI (y me incluyo): el ir a nuestra bola sin importarnos el de al lado.
Qué ironía tienen tus personajes y qué bien labrada está la historia. Me encanta esta frase: «No quiere problemas ni mucho menos perder tiempo de sus merecidas vacaciones en nimiedades que no son de su incumbencia».
En fin, que me encanta.
Unos abrazos y suerte, precioso.
Hola, guapa, gracias por tus palabras, leyendo comentarios como el tuyo, el relato me va a gustar hasta a mí.
Un abrazo grande.
Lorenzo, que bueno el final; antes morir que perder la vida y la cartera, parece pensar. Suerte y saludos
Sí busqué un final sorprendente, pero también es un dilema que tengo, ¿son buenos los relatos que sin el final no hay relato? A ver si algún teórico del género me resuelve esta duda.
Muchas gracias, Calamanda, siempre tan atenta conmigo.
Lorenzo, no sé si llorar o reír… Así llevo un rato. Para mí que mejor me den en la espalda a ver si me decido por una cosa u otra… Mientras ocurre esto último me voy a ir echando unas carcajadas; aunque sí que es cierto que esa falta de humanidad da miedo. Muy ingenioso. Un abrazo y suerte.
Tú comentario refleja a la perfección la dualidad del relato, ¿es de reír?, ¿de llorar?
Yo me voy a quedar con una etiqueta «fantasía deshumanizada».
Muchísimas gracias por comentar, María José.
Tus relatos son de lectura obligada, en ellos siempre despliega una gran imaginación, este prueba lo que digo. Muy bueno Lorenzo, suerte.
Saludos.
Graaacias, qué comentario tan bonito!!
Lorenzo, qué tres personajes tan distintos nos muestras en tu relato, cada uno con su imprudencia o falta.
El final sorprendente, mejor salir corriendo que caer muerto.
Saludos
Gracias por tu comentario, Blanca.
Solo una expresión que me resulta un pelín redundante (salir volando por los aires) me impide ponerte el 10 redondo, maestro. 🙂 Me encanta ese final tan surrealista como sorprendente, con sello de la casa.
Muy buena apreciación, Edita, lo tendré en cuenta a partir de ahora. Muchas gracias.
Una historia bien narrada que muestra, en todo su esplendor, el poco respeto a la vida ajena. Una cruda realidad con la que el autor juega magistralmente, hasta ese giro final lleno de ironía. Y es que son tiempos duros para tener una accidente, pues uno ya no tiene narices de morirse.
Gracias por tu comentario; viniendo de ti lo valoro mucho. Abrazos, María.
Lo más triste es pensar que el caso descrito se habrá dado en más de una ocasión, aunque sin la parte que nos pone una sonrisa por el inesperado final.
Como quien no quiere la cosa, dejas tema para meditar (la deshumanización y el egoísmo imperante) pero a la vez consigues que nos quedemos con ese buen humor por lo que no puede ser y además es imposible, narrado como lo más normal del mundo. Bravo.
Saludos!
Carme.
Gracias por tu comentario. Parece que todos los coments van en la misma línea y eso creo que es positivo: un humor negro que te hace pensar. Un abrazo.
Un asunto triste que tratado con esta fina ironía se convierte en un excelente relato. Un placer leerte, Lorenzo. Enhorabuena y suerte.
Muchad gracias, un placer que me leas.
Increíble e impresionante Lorenzo. Me has hecho pensar, lo sabes? La falta de ética de los pasajeros, la irresponsabilidad, la falta a veces de dinero o la poca seguridad que nos provocamos a nosotros mismos, en fin… Tu relato es magnífico y te deseo mucha suerte.
Besicos muchos.
Gracias por tu comentario, Nani. Este mismo verano se han oído muchos casos de omisión de socorro. O se salva el muerto él mismo o mal vamos. Muchos besos, Nani.