25. Teorías gélidas (Rubén José)
Llenaba la maleta con sumo cuidado, con los miedos propios del primer viaje. Sabía que no era por gusto, tampoco por iniciativa propia, solamente por necesidad; el motor primitivo del ser humano.
Cuando depositó la última prenda en la maleta la cerró con delicadeza, como cuando se dice adiós al ser que amas.
Miró la estancia y quiso que cada rincón de aquel lugar se le quedara grabado a fuego en su retina, para poder obtener consuelo cuando las fuerzas le flaquearan.
Cerró la puerta de su casa, se subió al taxi y le indicó al conductor que le llevara al aeropuerto. Allí cogería un vuelo a Siberia, para llevar a la práctica una teoría que desarrolló en la universidad; si quería mantener su plaza y su sueldo, no tenía otra opción.
Según subía al avión pensaba, con lágrimas en los ojos, que la próxima teoría sería en algún lugar del caribe.
Rubén, que bueno. La experiencia es la madre de todas las ciencias, dicen. Suerte y saludos