36. De vacaciones en la sala cuatro
A Remedios le gusta el mes de julio cuando Charo se va a su pueblo para ayudar a la hierba.
—¿Podrás con las dos salas, con la tuya y la de Charo? —le pregunta cada año el encargado al ver la hoja de turnos para las vacaciones—. Siempre pasa igual con esa mujer, que si quiero julio para ayudar a la familia, ¡y nosotros aquí con más visitas que nunca, a jodernos!
El hombre protesta por protestar. Sabe que nunca hubo problemas estando Remedios para sustituir a su compañera.
Son la seis de la tarde. El museo acaba de cerrar sus puertas. Ya no queda nadie. La mujer apaga las luces de su sala, la tres, la de los coleópteros, y pasa a la de Charo. Limpia las vitrinas de huellas de dedos, luego las abre y se sienta en una esquina de la sala para contemplar el revoloteo de las mariposas hasta que, cansadas, decidan volver a sus alfileres y se espeten sin una sola queja.
—Mañana, otra vez —les dice entonces Remedios, —que yo también tengo que volver.
Sin una sola queja.
Un relato que bien podría ser una metáfora sobre lo que significan los viajes, en cuanto a evasión, posibilidad de volar aunque se esté clavado a un lugar por el trabajo y otras causas. El viaje siempre es breve, dura mucho menos que la inmovilidad obligada.
Hermoso y con un acertado toque imaginativo y un tanto surrealista.
Un abrazo, Dominique. Suerte
A veces los mejores están cerca cerca, solo hay que saber encontrarlos y hacerlos. Un poco de envidia me ha dado tu protagonista, chica lista.
Felicidades y suerte
¡Gracias, Ángel y Luisa!… Cada vez me cuesta más viajar, lo que se dice viajar maleta en mano… yo también envidio a mi prota, es una mujer sabia.
Nos traes un atractivo y algo surrealistab relato, donde me da que puede que haya algo más de lo que vemos en la superficie. Me gusta lo imaginativo del texto. Saludos, Dominique. Suerte.
¡Preciooooosooooo! Me ha encantado (¿se nota?), has calculado todo para que cada párrafo sea un pequeño misterio que se desvela en el siguiente párrafo.Primero de cuál es el trabajo en cuestión (un museo), luego de qué es ese museo en cuestión (insectos…), y al fin rompes con ese surrealismo tan «real» que se puede ver y disfrutar (vamos, que yo he visto las mariposas revoloteando por aquí). Sencillo y mágico a la vez, enhorabuena Dominique.
Gracias, Jesus Y Alberto, ya sabéis lo que le pasa a uno cuando nota que ha sabido transmitir ese algo que quiso plasmar… a ver si ahora voy a ir de de chula por la vida… 🙂
Cuando descubro ciertas palabras, como me pasó con la palabra «espetar», siento una gran emoción, como le debe de pasar a un buscador de mariposas frente a un espécimen aún no catalogado. Luego es como si la palabra me llegase con un relato ya escrito… para lucirse mejor supongo. Gracias a los dos.
Tus mariposas dan vía libre a tu relato, el que no viene arrastrando tratando de imaginar los porqués, deja buen sabor y cierta nostalgia.
Me encantó. Un abrazo y suerte.
Sí, creo que en este relato la nostalgia es la nota que domina… viendo las playas abarrotadas de algunos sitios me siento como Remedios frente a las vitrinas de mariposas. Gracias por comentar.
Precioso texto, Dominique. Me encanta el toque surrealista de las mariposas, la imaginación que no se está quieta y siempre nos colma de ilusiones aunque, también, de expectativas.
Hay en tu texto mucho más de lo aparente, como te dice Jesús. Ese contraste entre quietud y movimiento, calma y exasperación. El museo, que también es un símbolo y puede muy bien aplicarse a la imaginación, y las mariposas simbólicas por excelencia que sin embargo están clavadas, aunque la protagonista siga percibiendo sus vuelos.
De altos vuelos son tus letras. Te felicito por tan bello y magistral texto que, si de mí dependiese, ya entraría directamente en los primeros puestos, sin que te haga falta suerte, porque el talento ya lo tienes.
Un beso.
Perdona, Manoli, por la tardanza en contestar a tu comentario. Me he puesto como norma entrar cada día en Entecianos para leer dos o tres relatos de compañeros, pero en vacaciones resulta complicado; las horas se vuelven instantes. Tu lectura permite que mi relato coja más altura y que sus palabras adquieran otros significados… ¡gracias, me encanta!
Dominique, soñar es viajar, hasta donde te apetezca, y ella no necesitó billetes para disfrutar de ese paraiso. Bella historia. Suerte y saludos
Dominique, me ha parecido muy hermoso tu relato. Interpreto que Remedios, al igual que las mariposas están sujetas con un alfiler, está anclada a su puesto de trabajo ya que sus posibilidades económicas no le permiten viajar. Su imaginación vuela con el aleteo de las mariposas.
Feliz verano y mucha suerte.
Besos.
!Gracias, Calamanda y Pilar Alejos! Sí, Remedios se parece a sus mariposas, está sujeta y, ¿qué sería de ella si no fuera capaz de volar/viajar con la imaginación?… Feliz agosto. Suerte y besos.
Una perla, eso es tu relato. Original, con carga simbólica y una imagen que se nos ha quedado a todos grabada: tus mariposas, o las de Remedios, gozando de esos instantes de libertad.
Suerte y besos