93. LOS OTROS
Aunque le contaban que a los tres meses ya había volado en avión, es claro que no lo recordaba. Y hasta esta segunda vez, ya consciente de ello, habían pasado casi siete años.
El despegue, viendo como todo se hacia pequeño poco a poco, y luego el aterrizaje por todo lo contrario, habían sido de lo más impresionantes.
Ahora, mientras pasea por esa ciudad, de la mano de sus padres que le van contando montones de cosas, él solo está pensando en escuchar de nuevo ese mágico ¡Abróchense los cinturones!.
Y es así, con ese eco en su todavía tierna cabeza, cuando se encuentra con alguien que ha viajado mucho más lejos, hasta el mismísimo infierno, zigzagueando con una simple furgoneta y reventándole el pasaje de vuelta.
RELATO FUERA DE CONCURSO PERO DENTRO DE UNA RABIA INCONTENIBLE
Los otros tambíen deciden por nosotros, Javier. Enhorabuena, me ha gustado mucho, y, de paso, un cordial abrazo.
Sí que deciden, y de mala y dramática manera. Me alegra que te haya llegado, aunque mejor sería no tener que escribir estos relatos de acontecimientos reales.
Y claro, otro fuerte abrazo.
El pasaje de vuelta y la vida entera. Al pobre niño y a la familia que seguirá sin él. En el viaje al infierno se debería haber quedado «el otro».
Felicidades por este micro denuncia. Mucha rabia tenemos todos.
Espero que cada vez haya menos de «los otros»… A ver si el «arma de construcción masiva» (la educación) consigue ir reduciendo su número y no le ven sentido al sinsentido o no les lavan el cerebro.
Un abrazo Javier,
Carme.
Vaya, Carme, como me alegra ver en tu comentario la palabra que tal vez sea la clave de todo, EDUCACIÓN, y como arma de construcción masiva es la primera vez que lo leo y me encanta.
Besetes.
Javier, la frase no es mía (aunque comparto el mensaje), es de Marjane Satrapi, una dibujante de còmics iraniana / francesa.
Un petó.
javier, tienes toda la razón en tu denuncia. Saludos
Además de oportuno y necesario, qué buen relato, compañero.
Saludos.