97. IN MEMORIAM
Yahveh se ha olvidado de nosotros. Enterrados en vida tras las paredes de estos vergonzosos muros debió darnos por muertos hace tiempo. El mismo diablo se pasea por las calles del gueto torturándonos a su antojo.
Mis padres, mayores y enfermos, desaparecieron aquella fría mañana que salieron a vender nuestras últimas pertenencias. Mi memoria obstinada me trae traicioneramente su dulce recuerdo.
El gélido invierno amenaza con instalarse en Cracovia aunque eso poco importa ahora que he perdido mi cartilla de racionamiento. Si no muero de frio lo haré de hambre o de tristeza infinita.
Convivo con quince personas de miradas vacías y vidas derrotadas hacinados en la segunda planta de un destartalado edificio, por sus escaleras y rendijas se cuelan las sombras humilladas de quienes fuimos. Oigo como ahogan sus toses porque el tifus nos acecha agazapado, relamiéndose con sus débiles presas.
Me han hablado de unos trenes que parten de la vieja estación. Tengo la esperanza de que me suban a uno de ellos y realizar uno de esos viajes que me libere de esta pesadilla porque estoy convencida que no puede existir otro lugar en el mundo que supere la depravación del que me ha tocado vivir.
Marielo, la moraleja es muy buena; siempre puede ser peor. bien contado tu triste viaje. Suerte y saludos
Gracias Calamanda.
Me pregunto qué sentirían quienes viajaron en los primeros trenes que iniciaron la «solución final»…sin palabras….pero siempre en nuestra memoria para olvidar-les.
…para NO olvidar-les (quería decir)