NOV61. MALDAD FLORECIENTE, de Alfonso Carabias Antúnez
Todo era bello al principio, como en un frondoso jardín donde florecen instintivamente rosas y amapolas al ritmo de la tibia primavera.
Su cotidianidad se regaba a diario con amor y miradas cómplices, fruto de las cuales llegaron sus retoños, que fueron acogidos en ese jardín con alegría y cariño, como un paso más y bien dado.
Su mujer e hijos florecían día a día ante la admiración de todos mientras él se iba apartando del sendero correcto de la vida como árbol que crece torcido y no tiene poste de apoyo.
De ahí surgió un odio de si mismo que le comía por dentro calcinando lo que antaño fue amor, respeto y pasión; y que se extendió como fuego abrasador sobre el jardín que antaño quiso, empezando por los retoños, pequeños, débiles, siempre débiles y expuestos siempre a cualquier mal designio.
El fuego se extendió hasta casi acabar con la flor más bella del jardín, pero en el último suspiro, presa de sus recuerdos y de la culpa, prefirió consumirse solo, hastiado y acongojado de sus actos.
Los rescoldos del fuego hicieron que la flor, marchita de dolor, muriera días después dejando calcinado de odio un jardín de vida.
Alfonso un relato doloroso.
Un abrazo
Gracias por tu comentario Epifisis. Si, es doloroso y desgraciadamente en algun caso puede ser real. La verdad es que con el tema indicado fue lo primero que se me vino a la mente.
Un saludo.