NOV46. CENIZAS, de Raúl Gómez Lozano
Ashley coloca el último tronco cuando el fuego de la chimenea amenaza con morir. Repasa en el espejo de mano el color de sus labios y ríe nerviosa; parece una de aquellas damas de alto linaje. Recoloca su corpiño y su falda de las grandes ocasiones. Diez años ya, y sigue igual de enamorada.
La puerta se abre acompañada por el crepitar de las astillas. De entre las entrañas del invierno aparece él, huraño. Ella advierte extrañada sus manos vacías:
–Creí que habías ido por leña –observa, delicada.
–No quedan árboles secos –contesta él– ¿Se puede saber qué haces así pintada? Pareces una ramera de ciudad.
El tronco se desquebraja en la lumbre.
–Es que hoy…
–¿Y la cena? ¿Será posible que no pueda encontrar un miserable chusco de pan encima de la mesa cuando llego a casa? –grita–. Me marcho a la taberna. Espero que el posadero cumpla con sus obligaciones mejor que mi mujer.
La puerta se cierra con estrépito ante los vidriosos ojos de Ashley. Las lágrimas resbalan en su rostro y se cuelan en sus fosas nasales, junto con el olor de la madera quemada y un forastero aroma femenino.
El fuego se apaga.
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Una hermosa viñeta, Raul, muy bien descrita y con el fuego de fondo… me recuerda a una escena de teatro. Me quedo con ganas de seguir leyendo, compañero!!!
Un abrazo
NACHO RUBIO
Pues nada, Nacho, me pongo ahora mismo a escribir la segunda parte 😉
Muchas gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Raúl, una perfecta metáfora de situación. El fuego se va consumiendo identificándose con el amor de Ashley; hasta que las llamas (el amor, la pasión) se apagan. No hay nada que explicar. Tu relato habla por sí solo. Únicamente felicitarte.
Me ha encantado el lenguaje, los personajes, el tono, el ritmo (aunque la trama se intuía desde que aparece en escena el «ogro» del marido). Muy bien realizado.
Besos.
Amparo Martínez Alonso.
Bufff, me vas a sacar los colores Amparo. Muchísimas gracias por esas palabras que me han llegado a mi corazón de proyecto de escritor.
Quizás la trama no sea la más original de la historia, pero tampoco era mi intención principal 😉
Besos.
Raúl… me ha dado un vuelco al corazón el «forastero aroma femenino»… la guinda del pastel!!!
Muy bien ambientado el relato, hemos coincidido en lo de la chimenea, el crepitar, etc., pero con diferentes desarrollos de la historia y finales, claro!
Me ha gustado mucho tu relato.
El título muy bien elegido!!
Mucha suerte y un abrazo
Muchísimas gracias Marta, me alegra que te haya gustado mi relato 🙂
No he tenido tiempo aún de pasarme por los demás relatos, pero me dejaré caer por el tuyo para ver nuestras coincidencias y diferencias 😉
Un abrazo.
Ese cabrón no se merece que esta mujer siga enamorada. Diez años aguantando a un imbécil que encima, para más inri, llega a casa oliendo a otra… A tomar por saco pero ya.
Un abrazo.
Jajajajajaja!!! Creo que es la crítica más sincera que me han hecho nunca 😛
Me tomo tu comentario muy bien. Si te ha cabreado, es que algo te ha movido por dentro 😉
Un abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ainssss, algo malo habría puesto, ¡seguro! 😉
Te devuelvo la visita, que aún no había caído por tu micro. Pues yo estoy de acuerdo con Susana, jajaja. Pero sin llegar al extremo del forastero aroma femenino (¡qué frase tan ingeniosa!), que bien has plasmado el dolor que produce la insensibilidad (masculina, en este caso). Doy fé.
Un beso y suerte
Muchas gracias, Eva. De hecho, daba por supuesto que en los tiempos actuales una mujer no admitiría semejante trato, y mucho menos durante diez años. Por eso mi relato tiene detalles que lo sitúan en una época anterior, un tiempo en el que por desgracia este trato podía no ser tan anormal.
Muchas gracias por comentar.
Un abrazo.
Hola Raúl:
Primero decirte que me encanta esa foto tuya con un maravilloso bebé en brazos. Un besito para ese baby 🙂
Sobre el micro te diré que me da mucha penita Ashley, no me extraña que se le apague el fuego… ¡¡¡Qué tío más insensible!!! !!!Y encima oliendo a otra!!!
Estoy con Susana, a tomar por saco 😉
Ahora en serio. Está genial, me gusta mucho.
Un abrazo.
Muchas gracias, Inés. Es la primera foto que me hice con mi hijo cuando nació, hace 8 meses ya (aiiiiins, como pasa el tiempo) Fue el mismo día que decidí abrir mi blog, así que ¿qué mejor idea que unirlos a ambos? 😉
Muchas gracias por comentar, me alegro de que te haya gustado el relato.
Un abrazo.
¡Que nooo! ¡Que se me volvió a resbalar el dedo y la lié! ;o)
En cuanto a lo de la época que comentas, no olvides que el amor es ciego, que existen relaciones tormentosas de dependencia y que incluso, últimamente en lo de soportar o no según que cosas tristemente está de por medio de pasta. En según que ámbitos, edades y lugares no dudes que aún la mentalidad, las creencias y la tradición no han cambiado tanto como pensamos… Un abrazo y un beso para ese peque que asoma con un blog debajo del brazo.
Hala. ¿ves? mira donde ha salido este. pues ya no lo suprimo, que luego pasa lo que pasa…;o)
Hala, ¡doble comentario!, ¡qué pedazo de honor! 😀
Muchas gracias por volver por aquí, Eva 😉
Un abrazo.
Raúl, podías haberlo escrito al revés, olor a hombre forastero, porque las chicas están revueltas y se lanzan enseguida contra los pobrecitos hombres.
Me ha gustado.
Un abrazo
Jejeje, pues también es verdad Epífisis. No había caído en esa posible revolución, pero claro, es que soy hombre; caigo en pocas cosas 😛
Gracias por comentar.
Un abrazo.
Hola Raúl, he releído tu relato varias veces, me gusta mucho la ambientación, ese aire de época, yo me imagino la acción a finales del siglo XIX en un estado sureño de los EEUU. Está bien retratada la fragilidad de Ashley y la frialdad del marido (que surge de las entrañas del invierno). Bien trabajada la similitud de la hoguera que se apaga con el amor que muere. Buen título, muy simbólico, así como el nombre de la protagonista, Ashley (Ash en inglés significa «ceniza»). Un besote y suerte.
Muchas gracias por tu comentario, Mercedes. Es realmente agradable cuando ves que la persona que te lee va en la misma dirección que tu idea (cosa que no siempre pasa). Era mi intención cargar el relato de detalles (la ambientación, el contraste calor-frío, la metáfora de la hoguera, el título, el nombre de la protagonista…)que se entrelazaran en una misma historia con la mayor fluidez posible. Comentarios como el tuyo me muestran que el trabajo no se ha hecho del todo mal 😉
Todo un placer tu visita.
Un abrazo.
Raúl, a mi tambien me gustaria ller la segunda parte o imcluso un libro tuyo si te decidieras a escribirlo porque seguro que sera tan bueno como tu relato.
La frase final lo resume todo: El fuego se apaga como el amor de ella. También es rotundo lo de aquel aroma forastero de otra mujer.
Lo has contado muy bien, enhorabuena y suerte.
Pfuuu, tremendo halago el que me lanzas con eso del libro, José Ángel, me ha llegado directo al orgullo de proyecto de escritor. Le he echado un ojo a tu blog, y desde luego, tú no vas falto de calidad tampoco.
Muchísimas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Una escena muy bien escrita; interesante el contraste entre los personajes.
Un abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, Nicoleta.
Un abrazo.
Buen relato. Muy acertado usar el tronco como correlato objetivo. Y ese matiz del forastero aroma. Venga, suerte.
Muchas gracias, Ximens. Me alegra que te haya gustado 😉
Un abrazo.