21. El Escritor que quiso ser Artista
Un lluvioso día primaveral, el anciano subió al desván de la antigua casa. Toda ella estaba llena de recuerdos polvorientos, olvidados, distribuidos al azar entre uno y otro lugar, desde el sótano hasta la planta más alta: figuras toscamente talladas, lienzos en los que se distinguía una masa indefinible de vivos colores, una guitarra con las seis cuerdas oxidadas y con arañazos en el mástil…. Todo representaba los intentos fallidos del hombre que, siendo joven, intentó ser el centro del universo artístico.
Pero en el desván, en polvorientas y agrietadas cajas de cartón, escondía sus posesiones más valiosas. No había triunfado como guitarrista, ni como pintor, ni como dibujante, ni como escultor, pero sabía escribir hermosos poemas, relatos estremecedores, novelas inolvidables…. obras maestras.
Entonces, el anciano sacó las hojas, que tanto le habían mostrado sobre sí mismo, de esas cajas de cartón, y leyó, leyó febrilmente sus propias obras después de tantos años, y se emocionó, pues ahora era lector, y no escritor, de sus propios proyectos. Las letras impresas por la tinta de su vieja máquina de escribir le revelaron la verdad, y entonces comprendió. La literatura estaba en el alma, no en la mente de un estudioso universitario.
El arte puede estar en un simple puchero y hay quién sabe sacarlo a todo.
Besicos muchos.
Y cuánta razón tiene nuestro protagonista. Si hubiera descubierto esa verdad en su años jóvenes quizás no hubiera «perdido el tiempo» tratando de contentar a los que no quieren salirse del carril de las normas que otro han marcado. Y puede que hubiera sido más feliz con sus aptitudes, por «sencillas» que fueran para otros. Suerte, Jayro. Un saludo.
Dicen que para corregir un texto es conveniente guardarlo en un cajón, olvidarse de él y retomarlo pasados unos meses, para valorarlo y corregirlo con la adecuada distancia.
Tu protagonista hace eso y felizmente descubre cómo, tras el paso de los años, como sus propios textos le gustan; lo cual creo que es perfecto como resumen de vida o cuando esta está algo más cerca del fin.
Un artista, claramente.
Y buen micro. Suerte
Jayro, bella historia de un artista que aun vislumbra la esperanza de lograr mayores creaciones con su escritura. Suerte y saludos
Bello homenaje a los sentires del alma. Muchas veces nuestros primeros sentires, aquellos que abandonamos por otros más prosaicos, son los únicos capaces de llenarnos y de, a su vez, convencer a los demás.
Un saludo, Jayro.