Ronda 1 – Aquelarre 10
Los participantes con el alias : MEIGA – FUNERAL– PSICÓPATA
deberán escribir un relato :
- Donde aparezca el pecado de la Lujuria.
- Plazo : hasta el domingo 17 a las 23:59 hora peninsular de España
- Extensión: 123 palabras Máximas (título NO incluido)
- Ambientado en el escenario : CASTILLO MEDIEVAL
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FUNERAL – La estatua
Hace mucho tiempo…
En un lejano castillo medieval, cierta damisela se lamentaba de ser la favorita del señor feudal. Como tal, cada velada de lujuria y desenfreno, yacía forzada por tan ruda criatura, debiendo satisfacer hasta los más ruines deseos mundanos.
Una golondrina de bello plumaje, que la vio llorar amargamente, se posó en su ventana.
—No temas niña; mañana, antes de que amanezca, serás libre.
Ella, hecha un mar de lágrimas, preguntó por qué.
—No puedo revelarlo. Confía en mi palabra.
El ave voló…
Al día siguiente, una nueva estatua presidía el salón. Era el amo del feudo.
Desde la misma ventana, la golondrina le dijo:
—Ves, preciosa. Tus deseos, como órdenes tomé.
Y el sol regresó al castillo. Para siempre.
MEIGA – Rendición
Me prometiste una noche de ensueño, pero me engañaste. En lugar de llevarme a un hotel de cinco estrellas, me traes a este inhóspito castillo medieval. Enciendes la chimenea de la habitación para entrar en calor. Danzan las llamas contoneando sus sombras sobre la pared mientras sirves dos copas de cava. Las burbujas me provocan un suave cosquilleo entre mis piernas y la lujuria se apodera de mí.
Besos húmedos que, ardiendo de deseo, lamen hasta el más íntimo rincón de nuestros cuerpos. Entre caricias y gemidos, sacas las esposas y la fusta. Insistes en emular a los protagonistas de “Cincuenta Sombras de Grey”.
Al amanecer, como venganza, esposado de brazos y piernas a las columnas del dosel, te abandono, exhausto de placer.
PSICÓPATA – La heredera
La señora quedó viuda no ha mucho tiempo. Del marido heredó un antiguo castillo, su fortuna y un cinturón de castidad con el cerrojo oxidado – el señor no usaba la llave y por recato no buscó palanca de herrero que lo abriese. Del castillo y la fortuna sigue dando buena cuenta, mas el cinturón lo arrojó a las cloacas aquel día que desde la torre del homenaje, observando sus vastos jardines, reparó en los mancebos aplicados en su hacer mientras le crecían hortensias por debajo de las bragas. Dejó que la brisa aireara su vergel, hizo llamar a los jóvenes aprendices y les adiestró en el noble arte de la jardinería. Y jornada tras jornada ellos cuidan los parterres de la señora.